Un DJ muy Freaky
17 de octubre de 2016
DJ Freaky es un joven creador cienfueguero que ha estado incursionando últimamente como productor de música electrónica. Aunque empezó a crear cuando tenía alrededor de 15 años, “cuando había una furia enorme de reggaetón y estaba becado, y había que buscar un poco de dinero”, sus conocimientos del Fruity Loopsle sirvieron para entrar un poco más tarde en el mundo de las creaciones psicodélicas más apegadas a sus propias preferencias musicales y carácter. Lo que ahora produce es un estilo para provocar sentimientos, sensaciones, ideas, no tanto para brincar, porque en definitiva es DJ Freaky.
Sobre los seis o siete años que DJ Freaky estuvo lejos de la producción, pero cerca de la música, nos contó: “Estuve en la banda de death metal de Cienfuegos, Mordor. En esa época, fue muerte en máquina, porque la batería es un instrumento que lleva mucho tiempo y tenía que aprenderla y concentrarme en ese trabajo. Ese auge del año 2002 al 2007, aquello era vivir la vida, hasta que se creó la Agencia Cubana de Rock y se tragó a todo el mundo, hasta a mí. Incluso, los grupitos que quedan hoy ya no tienen cómo sacar la cabeza. Después, me fui a Santa Clara y allí empecé de nuevo a escuchar música electrónica creada por otros DJ, y a estudiar en las computadoras para mejorar lo que ya sabía un poco”.
¿Por qué hacer una música rara?, le preguntan muchos de sus conocidos. “Me gusta crear un sentimiento con la música que hago. Mis géneros favoritos dentro del metal son el doom metal y el goth metal, armonías tristes, psicodélicas, que lleven a la gente a pensar en vez de brincar. Esas melodías y armonías he tratado de llevarlas a mi música electrónica. También la he fusionado con un poco de trap, dubstep y house para crear una atmósfera distinta de la que hacen otros DJ”.
Su faceta como productor de música electrónica, además del rock, ha estado influenciada y estimulada por la labor que realiza como miembro activo de K’Bolá. Y justamente sobre qué consiste su trabajo con el proyecto, nos comentó: “Mi trabajo en K’Bolá es ser el hombre orquesta. Todo lo que tenga corriente (electricidad) tiene que ver conmigo, todo lo que tenga circuitos. Preparo audio y micrófonos, ecualizo, veo que todo fluya con las pistas que me pasan los artistas. También le he producido a algunos artistas, algunos se me han acercado y me han dicho: ‘tengo esta letra, pero no tengo background’, y entonces me siento con ellos y hacemos el trabajo.
“La faceta con K’Bolá cambió un poco la estructura de mi trabajo”, continúa diciendo. “Con el proyecto conocí el spoken word, un poco más del hip hop y me gustó, porque K’Bolá trae un aire nuevo a lo que es la música underground en Cienfuegos y en Cuba. Ese sentido siempre ha estado en mi trabajo, incluso, en la época en que hacía rock and roll. Por casualidad conocí a K’Bolá, que más que un proyecto es una familia. Hoy mi función ahí es que todo fluya digitalmente”.
No obstante a toda la gestión que implica echar a andar un proyecto independiente como K’Bolá, DJ Freaky encuentra tiempo para hacer su música. Por eso, cuando Carlos le habló de hacer una peña dedicada a los DJ, le dijo: “voy a participar con temas míos”. Uno de ellos fue el primero que bailaron los B-Boys en la peña realizada por el proyecto en junio de este año y se titula “Fly”. DJ Freaky nos asegura que como ese, tiene otros doce temas listos y “un montón por masterizar”.
DJ Freaky no tiene experiencia que derrochar, pero ya se gana el respeto y la colaboración de los colegas del gremio. Acerca de su trabajo, Álvaro DJ nos comentaba: “La música del Freaky tiene su espacio, no es para una discoteca o un club. Lo mejor de ese estilo es que se presta para que puedan intervenir músicos. Supongamos que hay cien DJ en el mundo, ochenta hacen este tipo de música, lo que pasa es que no nos llega porque aquí hay una barrera cultural enorme”.
El estilo depurado y auténtico de DJ Freaky, unido a la franqueza y sencillez de su personalidad, no da cabida al mal gusto, sino más bien a la autocomplacencia. Él no pretende que lo conozca todo el mundo, hace su música para él mismo y sus amigos, y “si a la gente le gusta, mejor”.
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17 de octubre de 2016
DJ Freaky es un joven creador cienfueguero que ha estado incursionando últimamente como productor de música electrónica. Aunque empezó a crear cuando tenía alrededor de 15 años, “cuando había una furia enorme de reggaetón y estaba becado, y había que buscar un poco de dinero”, sus conocimientos del Fruity Loopsle sirvieron para entrar un poco más tarde en el mundo de las creaciones psicodélicas más apegadas a sus propias preferencias musicales y carácter. Lo que ahora produce es un estilo para provocar sentimientos, sensaciones, ideas, no tanto para brincar, porque en definitiva es DJ Freaky.
Sobre los seis o siete años que DJ Freaky estuvo lejos de la producción, pero cerca de la música, nos contó: “Estuve en la banda de death metal de Cienfuegos, Mordor. En esa época, fue muerte en máquina, porque la batería es un instrumento que lleva mucho tiempo y tenía que aprenderla y concentrarme en ese trabajo. Ese auge del año 2002 al 2007, aquello era vivir la vida, hasta que se creó la Agencia Cubana de Rock y se tragó a todo el mundo, hasta a mí. Incluso, los grupitos que quedan hoy ya no tienen cómo sacar la cabeza. Después, me fui a Santa Clara y allí empecé de nuevo a escuchar música electrónica creada por otros DJ, y a estudiar en las computadoras para mejorar lo que ya sabía un poco”.
¿Por qué hacer una música rara?, le preguntan muchos de sus conocidos. “Me gusta crear un sentimiento con la música que hago. Mis géneros favoritos dentro del metal son el doom metal y el goth metal, armonías tristes, psicodélicas, que lleven a la gente a pensar en vez de brincar. Esas melodías y armonías he tratado de llevarlas a mi música electrónica. También la he fusionado con un poco de trap, dubstep y house para crear una atmósfera distinta de la que hacen otros DJ”.
Su faceta como productor de música electrónica, además del rock, ha estado influenciada y estimulada por la labor que realiza como miembro activo de K’Bolá. Y justamente sobre qué consiste su trabajo con el proyecto, nos comentó: “Mi trabajo en K’Bolá es ser el hombre orquesta. Todo lo que tenga corriente (electricidad) tiene que ver conmigo, todo lo que tenga circuitos. Preparo audio y micrófonos, ecualizo, veo que todo fluya con las pistas que me pasan los artistas. También le he producido a algunos artistas, algunos se me han acercado y me han dicho: ‘tengo esta letra, pero no tengo background’, y entonces me siento con ellos y hacemos el trabajo.
“La faceta con K’Bolá cambió un poco la estructura de mi trabajo”, continúa diciendo. “Con el proyecto conocí el spoken word, un poco más del hip hop y me gustó, porque K’Bolá trae un aire nuevo a lo que es la música underground en Cienfuegos y en Cuba. Ese sentido siempre ha estado en mi trabajo, incluso, en la época en que hacía rock and roll. Por casualidad conocí a K’Bolá, que más que un proyecto es una familia. Hoy mi función ahí es que todo fluya digitalmente”.
No obstante a toda la gestión que implica echar a andar un proyecto independiente como K’Bolá, DJ Freaky encuentra tiempo para hacer su música. Por eso, cuando Carlos le habló de hacer una peña dedicada a los DJ, le dijo: “voy a participar con temas míos”. Uno de ellos fue el primero que bailaron los B-Boys en la peña realizada por el proyecto en junio de este año y se titula “Fly”. DJ Freaky nos asegura que como ese, tiene otros doce temas listos y “un montón por masterizar”.
DJ Freaky no tiene experiencia que derrochar, pero ya se gana el respeto y la colaboración de los colegas del gremio. Acerca de su trabajo, Álvaro DJ nos comentaba: “La música del Freaky tiene su espacio, no es para una discoteca o un club. Lo mejor de ese estilo es que se presta para que puedan intervenir músicos. Supongamos que hay cien DJ en el mundo, ochenta hacen este tipo de música, lo que pasa es que no nos llega porque aquí hay una barrera cultural enorme”.
El estilo depurado y auténtico de DJ Freaky, unido a la franqueza y sencillez de su personalidad, no da cabida al mal gusto, sino más bien a la autocomplacencia. Él no pretende que lo conozca todo el mundo, hace su música para él mismo y sus amigos, y “si a la gente le gusta, mejor”.
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