Conciliador y fundador de comunidades
12 de diciembre de 2016
No quisiera repetir lo contado en nuestra página, sobre lo acontecido el pasado 25 de noviembre, en Santa Mía de la Talla –hogar, casa templo de David D’OMNI–, donde me reuní junto a otras, casi, cien personas en su patio, –todos ávidos de respirar arte y creación genuina– para asistir a la presentación de Ánima, su más reciente producción musical. Pero tampoco quiero dejar de contar mi experiencia como espectador a este evento, así que me tomo la licencia de presentarles mis consideraciones.
Grabado y producido en su propio estudio, Ánima potencia el free hop, como ha bautizado David a su propia música, de una perenne indagación y experimentación con ritmos de múltiples procedencias, y que aunados con una muy original interpretación, alcanzan y acompañan la universalidad expansiva de sus letras. Quienes acudimos esa noche, asistimos a un completamiento, pues la libertad y comunión espirituales de este artista 360°, desbordan cualquier límite en las artes, o más bien los diluye en la pulsión vital de su creación. David se vuelve, así, en un emancipador del arte mismo, por medio de su emancipación espiritual, reconocida también en la liberación humana y creativa a la que conmina a sus hermanos: todos aquellos que atraviesen el portón de Santa Mía de la Talla con hambre de luz. Pintura, danza, música y palabra son fibra de un solo haz, ensanchado con la energía cedida y ganada por todos a la vez.
Heredero de la vocación comunitaria de Omni Zona Franca como misión espiritual, David se vuelve un conciliador y fundador de comunidades: entre aquella que peregrina por La Habana en busca de aliviaderos artísticos, y la de su nuevo barrio en La Piedra, Guanabacoa. Ahí se ha dado a fundar y abrir para todos, Santa Mía de la Talla, que se ha vuelto uno de los rescoldos de La Habana salvados de medias tintas y de la hipocresía que sitia la creación artística en la Isla. Aquí se han dado cita artistas, tanto invitados como surgidos de la misma localidad, animados por David con sus diversos cursos y proyectos para potenciar sus horizontes vitales, precisamente, en uno de los barrios en que el arte y la esperanza se tornan ejercicios tan arduos, como sumamente necesarios.
Experiencias como el micrófono abierto para intervenciones de spoken word, han propiciado un intercambio agudo y sincero, que sorprende por la variedad de discursos, la mayoría lacerantes para anquilosadas sensibilidades todavía al uso en nuestra sociedad, y que en Santa Mía de la Tallase trenzan en la naturalización y democratización de la creación artística. Arte y comunicación se funden así en estos eventos, para denunciar los tabúes más reacios: desde enconos políticos, quizás de más fácil eco en esta periferia citadina, o denuncias contra el racismo o el machismo, hasta otras de más difícil recepción como la crítica a las degradaciones contemporáneas de la práctica abakuá, o al reguetón como alentador de diversas violencias. Es así que se hace posible el arte libre e independiente en Santa Mía de la Talla, y a quienes ahora ansíen curiosear por este barrio difícil, queden avisados: no se vuelve del todo, como no se sale ileso de una esperanza esencial, cuya carga solo se hace llevadera con la más libre expresión creativa.
Ese viernes, quienes fuimos a Santa Mía de la Talla disfrutamos otra presentación de David rezumante de originalidad y calidad, tanto escénica como musical. Aunque como ya hemos advertido, hacer distinciones en el espectro de las artes que hace suyas, sería una reducción, tratándose de un artista axial y esencial. David nos entrega su free hop en su performance y sus discos, y en la gratuidad de este acto reside también la libertad que necesita y que ansía insuflarnos a la vez; tanto como en la cura de odio y rencor que promueve en sus letras, conminantes al diálogo y al perdón a quienes pretenden limitar la propagación de las más vitales libertades. En la incitación a esta fraternal comunión reside la clave para las fructíferas confluencias en Santa Mía de la Talla, viviendo la experiencia de crear una paz y amor hechos por todos, con la potenciación de sus más genuinas individualidades. Y todo eso, aconteció ese 25 de noviembre, cerca de las 10 de la noche.
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12 de diciembre de 2016
No quisiera repetir lo contado en nuestra página, sobre lo acontecido el pasado 25 de noviembre, en Santa Mía de la Talla –hogar, casa templo de David D’OMNI–, donde me reuní junto a otras, casi, cien personas en su patio, –todos ávidos de respirar arte y creación genuina– para asistir a la presentación de Ánima, su más reciente producción musical. Pero tampoco quiero dejar de contar mi experiencia como espectador a este evento, así que me tomo la licencia de presentarles mis consideraciones.
Grabado y producido en su propio estudio, Ánima potencia el free hop, como ha bautizado David a su propia música, de una perenne indagación y experimentación con ritmos de múltiples procedencias, y que aunados con una muy original interpretación, alcanzan y acompañan la universalidad expansiva de sus letras. Quienes acudimos esa noche, asistimos a un completamiento, pues la libertad y comunión espirituales de este artista 360°, desbordan cualquier límite en las artes, o más bien los diluye en la pulsión vital de su creación. David se vuelve, así, en un emancipador del arte mismo, por medio de su emancipación espiritual, reconocida también en la liberación humana y creativa a la que conmina a sus hermanos: todos aquellos que atraviesen el portón de Santa Mía de la Talla con hambre de luz. Pintura, danza, música y palabra son fibra de un solo haz, ensanchado con la energía cedida y ganada por todos a la vez.
Heredero de la vocación comunitaria de Omni Zona Franca como misión espiritual, David se vuelve un conciliador y fundador de comunidades: entre aquella que peregrina por La Habana en busca de aliviaderos artísticos, y la de su nuevo barrio en La Piedra, Guanabacoa. Ahí se ha dado a fundar y abrir para todos, Santa Mía de la Talla, que se ha vuelto uno de los rescoldos de La Habana salvados de medias tintas y de la hipocresía que sitia la creación artística en la Isla. Aquí se han dado cita artistas, tanto invitados como surgidos de la misma localidad, animados por David con sus diversos cursos y proyectos para potenciar sus horizontes vitales, precisamente, en uno de los barrios en que el arte y la esperanza se tornan ejercicios tan arduos, como sumamente necesarios.
Experiencias como el micrófono abierto para intervenciones de spoken word, han propiciado un intercambio agudo y sincero, que sorprende por la variedad de discursos, la mayoría lacerantes para anquilosadas sensibilidades todavía al uso en nuestra sociedad, y que en Santa Mía de la Tallase trenzan en la naturalización y democratización de la creación artística. Arte y comunicación se funden así en estos eventos, para denunciar los tabúes más reacios: desde enconos políticos, quizás de más fácil eco en esta periferia citadina, o denuncias contra el racismo o el machismo, hasta otras de más difícil recepción como la crítica a las degradaciones contemporáneas de la práctica abakuá, o al reguetón como alentador de diversas violencias. Es así que se hace posible el arte libre e independiente en Santa Mía de la Talla, y a quienes ahora ansíen curiosear por este barrio difícil, queden avisados: no se vuelve del todo, como no se sale ileso de una esperanza esencial, cuya carga solo se hace llevadera con la más libre expresión creativa.
Ese viernes, quienes fuimos a Santa Mía de la Talla disfrutamos otra presentación de David rezumante de originalidad y calidad, tanto escénica como musical. Aunque como ya hemos advertido, hacer distinciones en el espectro de las artes que hace suyas, sería una reducción, tratándose de un artista axial y esencial. David nos entrega su free hop en su performance y sus discos, y en la gratuidad de este acto reside también la libertad que necesita y que ansía insuflarnos a la vez; tanto como en la cura de odio y rencor que promueve en sus letras, conminantes al diálogo y al perdón a quienes pretenden limitar la propagación de las más vitales libertades. En la incitación a esta fraternal comunión reside la clave para las fructíferas confluencias en Santa Mía de la Talla, viviendo la experiencia de crear una paz y amor hechos por todos, con la potenciación de sus más genuinas individualidades. Y todo eso, aconteció ese 25 de noviembre, cerca de las 10 de la noche.
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