Mujeres al borde de…
6 de febrero de 2017
Es posible que con el tema que trataré en este artículo más de una persona se vea reflejada y, casi seguro, algunas de ellas se molestarán, pero créanme cuando digo que lo que único que busco es un poco de reflexión para lograr cambios, siempre para mejor.
Ahora, aunque crea que no lo necesite, piense bien antes de responder la siguiente pregunta: ¿Están unidas las mujeres en el movimiento de hip hop cubano? Quizás ahora mismo hasta le saqué una sonrisa de ironía o levantó las cejas, pues ya sabe por dónde vengo. No voy a contar la historia de cómo empezaron las mujeres en el hip hop porque ya eso se ha contado. Mi historia es otra.
Comenzaré con una definición, o por lo menos, es lo que aparece en el diccionario: Unión: Acción y efecto de unirse. / Conformidad de opiniones y pareceres. / Conexión, acoplamiento. / Asociación de intereses que se establece entre varias personas u organizaciones.
Muchos años han pasado desde que las mujeres decidieron unirse a los hombres del movimiento y lograr que las notaran y tomaran en cuenta, pero ¿se han unido entre ellas? Luego de tanto tiempo por la lucha y supervivencia en un género aún con altibajos, se podría decir que sí, pero la realidad es totalmente diferente. Es cierto que durante un evento es posible que las veamos trabajar “juntas” (OJO, no se me fueron las comillas por error, están ahí a propósito). ¿Qué pasa cuando no hay actividades de por medio en el movimiento?, ¿continúan siendo las féminas tan unidas en realidad, apoyándose fuera de este?
El ego que poseen algunas raperas influye mucho a la hora de compartir y es lo que, en parte, pone en riesgo esta “unión”, que más que un sueño parece una utopía. Lo que no nace no crece, pero de seguir como hasta ahora, todo lo que han logrado y por lo que han trabajado puede estar en peligro de extinción. Ellas no están al borde de un ataque de nervios, sino de un abismo del que no van a poder salir una vez que estén adentro. Por tanto, yo les aconsejaría comenzar a sembrar para poder recoger. Tienen que aprender a apoyarse, a ESCUCHAR (algo de lo que carecen algunas) y, sobre todo, aprender a dejar diferencias de lado y trabajar JUNTAS. Deben recordar que la mano está conformada por cinco dedos, pero cuando se cierra conforma un puño que la hace poderosa y es que a muchos se les olvida la frase: “Divide y vencerás”. Se hace necesario e imprescindible que las mujeres se den cuenta que pueden hacer muchas cosas por el movimiento trabajando unidas, aunque comience a sonar repetitiva. Como se dijera en el artículo “¿Por qué existe un discurso emancipatorio en los contenidos de las canciones elaboradas por raperas en Cuba? (Parte II y final)” “Rap femenino equivale a decir emancipación, libertad de criterio, derecho a existir, a ser”.
Entonces, si ellas han adoptado diferentes posturas de lucha ante diversas problemáticas, casi siempre defendiendo los mismos intereses, o por lo menos coincidiendo en la mayoría, lo más lógico sería que pudieran trabajar en el mismo bando. Son pocas o, por lo menos, son mucho menos que los hombres (en cantidad), pero están y quizás sea hora de que comiencen a darse cuenta que esta no es una carrera de velocidad, sino de resistencia, y yo diría, además, que con calidad. Aquí no vence el que llegue primero o el que haga más, vence el que demuestre que de verdad tiene ganas de trabajar y que lo hace, el que nos dé señales de que está en esto más que para “raspar” algunos centavos en algún que otro evento. Gana el trabajar con profesionalidad aunque seas aficionado, porque para trabajar en serio y creer en lo que se hace no hace falta que un papel te lo diga. ¿Acaso en este siglo XXI no se defiende el empoderamiento de la mujer?, ¿no es de eso que hablan muchas?, ¿no existen proyectos como Somos Mucho Más que busca “visibilizar y unir a las mujeres del género”, o son meras palabras para “dormir” al que las escucha y así hacerles creer que han logrado algo?
De verdad, si con mis palabras logro que alguna de ellas tan solo piense en la razón que tienen mis palabras, me doy por satisfecha.
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6 de febrero de 2017
Es posible que con el tema que trataré en este artículo más de una persona se vea reflejada y, casi seguro, algunas de ellas se molestarán, pero créanme cuando digo que lo que único que busco es un poco de reflexión para lograr cambios, siempre para mejor.
Ahora, aunque crea que no lo necesite, piense bien antes de responder la siguiente pregunta: ¿Están unidas las mujeres en el movimiento de hip hop cubano? Quizás ahora mismo hasta le saqué una sonrisa de ironía o levantó las cejas, pues ya sabe por dónde vengo. No voy a contar la historia de cómo empezaron las mujeres en el hip hop porque ya eso se ha contado. Mi historia es otra.
Comenzaré con una definición, o por lo menos, es lo que aparece en el diccionario: Unión: Acción y efecto de unirse. / Conformidad de opiniones y pareceres. / Conexión, acoplamiento. / Asociación de intereses que se establece entre varias personas u organizaciones.
Muchos años han pasado desde que las mujeres decidieron unirse a los hombres del movimiento y lograr que las notaran y tomaran en cuenta, pero ¿se han unido entre ellas? Luego de tanto tiempo por la lucha y supervivencia en un género aún con altibajos, se podría decir que sí, pero la realidad es totalmente diferente. Es cierto que durante un evento es posible que las veamos trabajar “juntas” (OJO, no se me fueron las comillas por error, están ahí a propósito). ¿Qué pasa cuando no hay actividades de por medio en el movimiento?, ¿continúan siendo las féminas tan unidas en realidad, apoyándose fuera de este?
El ego que poseen algunas raperas influye mucho a la hora de compartir y es lo que, en parte, pone en riesgo esta “unión”, que más que un sueño parece una utopía. Lo que no nace no crece, pero de seguir como hasta ahora, todo lo que han logrado y por lo que han trabajado puede estar en peligro de extinción. Ellas no están al borde de un ataque de nervios, sino de un abismo del que no van a poder salir una vez que estén adentro. Por tanto, yo les aconsejaría comenzar a sembrar para poder recoger. Tienen que aprender a apoyarse, a ESCUCHAR (algo de lo que carecen algunas) y, sobre todo, aprender a dejar diferencias de lado y trabajar JUNTAS. Deben recordar que la mano está conformada por cinco dedos, pero cuando se cierra conforma un puño que la hace poderosa y es que a muchos se les olvida la frase: “Divide y vencerás”. Se hace necesario e imprescindible que las mujeres se den cuenta que pueden hacer muchas cosas por el movimiento trabajando unidas, aunque comience a sonar repetitiva. Como se dijera en el artículo “¿Por qué existe un discurso emancipatorio en los contenidos de las canciones elaboradas por raperas en Cuba? (Parte II y final)” “Rap femenino equivale a decir emancipación, libertad de criterio, derecho a existir, a ser”.
Entonces, si ellas han adoptado diferentes posturas de lucha ante diversas problemáticas, casi siempre defendiendo los mismos intereses, o por lo menos coincidiendo en la mayoría, lo más lógico sería que pudieran trabajar en el mismo bando. Son pocas o, por lo menos, son mucho menos que los hombres (en cantidad), pero están y quizás sea hora de que comiencen a darse cuenta que esta no es una carrera de velocidad, sino de resistencia, y yo diría, además, que con calidad. Aquí no vence el que llegue primero o el que haga más, vence el que demuestre que de verdad tiene ganas de trabajar y que lo hace, el que nos dé señales de que está en esto más que para “raspar” algunos centavos en algún que otro evento. Gana el trabajar con profesionalidad aunque seas aficionado, porque para trabajar en serio y creer en lo que se hace no hace falta que un papel te lo diga. ¿Acaso en este siglo XXI no se defiende el empoderamiento de la mujer?, ¿no es de eso que hablan muchas?, ¿no existen proyectos como Somos Mucho Más que busca “visibilizar y unir a las mujeres del género”, o son meras palabras para “dormir” al que las escucha y así hacerles creer que han logrado algo?
De verdad, si con mis palabras logro que alguna de ellas tan solo piense en la razón que tienen mis palabras, me doy por satisfecha.
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