Carlos Javier: de la décima al hip hop



Carlos Javier Luque Dort es un joven matancero de solo 21 años, que ha ido metiéndose en serio en el mundo del hip hop. Con más de seis años de experiencia en los escenarios, encontró la clave para conectar muy bien con el público. Su capacidad para la improvisación y un talento innato, heredado de su abuela, lo hacen ver como un verdadero cronista de su época y del universo underground cubano. Cualquiera, incluso aquellos que lo escuchan por primera vez, se sienten sus amigos. PMU aprovechó su participación en la pasada peña del proyecto cienfueguero KʾBolá, para conversar con el joven artista sobre sus inicios y perspectivas en el hip hop.

PMU: ¿Por qué te dedicaste a hacer hip hop?

Carlos Javier: Desde que tenía once o doce años me empezó una inquietud artística… me gustaba musicalmente el ritmo y escuchaba mucho rap americano. Sin embargo, aunque me gustaba el ritmo, no entendía la letra, por eso no me conectaba tanto. Luego, conocí la música de quien fue mi motor impulsor, el rapero Randy Acosta, y me sentí muy identificado con su estilo. Ya yo había hecho poesía, sobre todo décimas, mi abuela era poeta y me lo inculcó, venía en mi sangre. Quizá fue así que desarrollé el arte de improvisar.

PMU: ¿Y tu manera de rapear tan fluida, el cotorreo, cómo lo logras?

Carlos Javier: Mucha práctica. Cuando vas a hacer la canción, escucharla veinte veces y conectarte. Lo principal que tiene que tener un artista de cualquiera de las artes es sentir lo que está haciendo y yo siento lo que hago. A veces estoy cantando y para mí no hay un público, y es como si fueran fragmentos de mi alma tirados adelante y yo estoy dando todo, me conecto y ni me doy cuenta de lo que estoy cantando, estoy siendo yo. Estoy funcionando como espíritu, simplemente estoy fluyendo. Hay una cosa que se llama la energía, la vibración, y eso se siente cuando el público te lo trasmite y ahí es cuando más activo me siento.

PMU: Estás sentando pautas con tu estilo, mostrando nuevas maneras de hacer hip hop en Cuba. ¿Es ese tu objetivo o simplemente así es como sabes hacerlo?

Carlos Javier: Empecé a hacer hip hop también porque desde niño fui un muchacho diferente y estaba cansado de tanto estereotipo que la sociedad te impone. Creo que he ido rompiendo los estereotipos porque no soy igual a mi generación. Dejé de desarrollar interés por la ropa o la moda y pienso que quizá con mi música alguien también pueda romper con esos estereotipos.

PMU: ¿Has logrado que alguien más rompa con esos estereotipos gracias a tu música? ¿Qué más has logrado?

Carlos Javier: No sabría decirte, lo que sí hemos logrado es mantener en Matanzas la peña nuestra, a la inauguración fue Con100cia y Positivo Siempre, que son mis hermanos. Ya hemos podido hacer varias, pero es como todo, poco a poco. Estamos tratando de fortalecer el movimiento.

La peña se llama Poesía Urbana, que era mi nombre artístico. Yo empecé con un grupo, es decir un dúo, pero solo quedo yo y quise mantenerlo. De hecho, en todas mis presentaciones hago un spoken word como el que hice hoy, el de los trabajadores en Cuba, que es en realidad una sátira social.

PMU: ¿Siempre te presentas solo o has compartido con otros artistas?

Carlos Javier: Sí, he trabajado con varios artistas, con la Malcolm Beybe, con El Positivo y con La AKDmia. He incluido featuring con ellos en mi último disco, titulado A mi manera.

PMU: ¿Cuántos discos acumulas?

Carlos Javier: Llevo siete años ya en este mundo del hip hop. Tengo un primer CD con mi primer grupo Poesía Urbana, en el 2011. Hice otro solo en el 2013 y después estuve trabajando con otra agrupación, pero no fructificó y decidí seguir rapeando con apoyo de background. Quizá todo lo que hice antes no me llamó tanto la atención como este último CD A mi manera. Por esa vía va el otro disco que estoy preparando, al que pienso titular Adrenalina.

PMU: Finalmente, coméntame de tu primera experiencia en Cienfuegos.

Carlos Javier: Gran parte de la aceptación del público también se la debemos a KʾBolá, que nos atienden y preparan todo con mucha seriedad. Eso, a su vez, te motiva a dar un buen show. Siento mucho respeto por el proyecto KʾBolá, que con todo su arte han logrado mezclar la plástica y la música underground espectacularmente.

Con sus recursos personales, muy limitados la mayoría de las veces, se mueven estos artistas, solidaridad mediante, a lo largo de toda la Isla. En ellos prevalece la satisfacción de dar un buen show, mostrar su alma, encontrarse con amigos y hacer otros nuevos. Todos hacen equilibrio en la misma cuerda, con sencillez, franqueza y poesía.

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