Pedro Pulido: defiendo el hip hop conciencia
1 de mayo de 2017
Pedro Pulido Brisela es un joven rapero que mantiene sus convicciones underground. Miembro del grupo Karhavana, se desempeña como director de materiales audiovisuales producidos de manera independiente. El estilo de su agrupación es bien sui generis, pues mezcla el hip hop con la salsa, el jazz y la música electrónica, conformando una propuesta bien atractiva.
De sus inquietudes, sentimientos, logros y decepciones conversó con PMU: “Provengo de Lawton, en el municipio de 10 de Octubre, un barrio que increíblemente no está influenciado por el rap. Es algo contradictorio porque el baile break dance sí tiene una fuerte presencia en mi localidad. Nosotros, bajo el calificativo de Rivales Callejeros, fuimos el primer grupo reconocido del barrio, comenzamos a trabajar desde el 5 de junio de 1998.
Me acerqué al hip hop en Alamar, pues tengo familia allá y los iba a visitar con frecuencia. Asistí a los festivales de rap de manera esporádica. En aquella época, año 1995, era algo raro, íbamos más bien por curiosidad. Nos influyó mucho el raggamuffin panameño, El General, Vico C y Nando Boom, toda esa ola estilística que se infiltró en Cuba. Después me regalaron un disco de Tupac y para qué fue aquello. De los del patio me impactó mucho Amenaza.
Mi amistad con Eric Chales es definitoria en mi vida artística, nos llevamos muy bien y somos excelentes amigos. Eric comenzó a componer letras sociales, comprometidas y de ahí partió todo. Nuestras primeras grabaciones fueron artesanales, sin calidad ninguna, las hacíamos con dos grabadoras y dos cassetes, picábamos cinta, creábamos un bucle, el background era el mismo loop que lo repetíamos hasta la saciedad y encima le poníamos nuestras voces. El interés de hacer algo nos motivó y nos fue atando a la música”, nos cuenta Pedro sobre sus inicios.
“Dimos nuestros primeros pasos en una peña que existía en la Casa de Cultura de la Habana Vieja. Los anfitriones eran el grupo Cuarta Imagen, que nos apoyaron muchísimo. Fueron dos o tres años felices los del movimiento hip hop en Cuba. Un momento donde crecimos y comenzaron a surgir exponentes con tremenda fuerza. Pudimos ver las transformaciones radicales de los jóvenes que cultivaban el spoken word, las líricas, los conceptos fueron más complejos, sociales y comprometidos.
Seguimos los preceptos de un disco que llegó a Cuba llamado Boricua Guerrero, que estimuló mucho lo que se hacía. Escuchabas los grupos y podías definir la proveniencia de su estilo, quién era comercial y quién no, los crudos y los underground a ultranza. Muchos asumieron el gangsta rap y no evolucionaron. La postura gansteril y el hecho de tener enemigos se volvió atractivo y comercial. La tiradera en el escenario era muy común en los conciertos de rap, un cliché. Se pensaron que era underground, pero se convirtió en un recurso mercantil surgido en los barrios marginales de los Estados Unidos.
Nosotros defendemos el hip hop conciencia con recursos expresivos fuertes. Por desgracia, los grupos que nos acompañaron en esa vertiente se fueron desvaneciendo. También hubo muchas confusiones, el hip hop adoleció de un guía y línea estratégica. Algunos lo quisieron marginar y otros implantarle un estilo muy elitista y formal, todos los extremos son muy malos. Los que dirigían la Cultura obligaban a que se fusionara con música cubana y poco a poco fue muriendo. Querían un producto comercial y al final nos hemos dado cuenta que comercial es todo aquello que venda, sea cual sea el estilo o la influencia que tenga. Lo underground también llega a las masas si el mensaje es el adecuado y tiene calidad. Fíjate en Los Aldeanos, son los más underground y a la vez comerciales. Los grupos cubanos más conocidos en el extranjero provienen del hip hop: Gente de Zona y Orishas. Es verdad que nos traicionaron y ahora rondan otros géneros, pero sus orígenes son los mismos que los nuestros”.
Después de una pausa, continúa contándonos Pedro: “Posteriormente, surgió la Agencia Cubana del Rap y pasó lo peor, sus dirigentes comenzaron a discriminar a los artistas y rechazaron el apoyo extranjero. Hicieron campaña para sacar a los grupos más underground. No dieron cabida a la diversidad. Muchos se aprovecharon de los pocos recursos existentes y los desviaron a sus bolsillos. Pocos apostaron en serio por el género y por eso estamos como estamos. Hubo rechazo a cierta actitud marginal que asumieron varios raperos. Fueron reacios y nos pusieron en manos de personas que sabían de rap menos que nosotros. La gente asumió los cánones preestablecidos y lo que supuestamente funcionaba. El hip hop se convirtió en algo banal, sin protesta social. Los mismos raperos nos hemos estado haciendo daño y el movimiento ha ido muriendo. Los buenos raperos de aquella época nos hemos quedado viviendo del recuerdo. Nos ha faltado sensatez para imponernos”.
Cambiando el tema, nos comentó sobre el surgimiento de Karhavana, en 2013: “Escogimos ese nombre ya que mezclamos las palabras ‘La cara de La Habana y caravana’, como un llamado a todos los raperos para que tomen el camino de la libertad creativa. Este nuevo proyecto tiene otras características, con drums, bajo y guitarra. A la hora de componer ya teníamos que pensar en arreglos mucho más complejos. Ganamos en musicalidad. Muchos mutaron hacia el reggaetón, pero lo nuestro es el hip hop y lo defenderemos mientras seamos artistas.
No hemos avanzado porque es muy difícil andar solos. Tenemos interés en hacer nuestros videos musicales, aunque sean de baja factura. No podemos ponernos trabas por la falta de recursos. Esa es mi prioridad y sé que cuando salga será algo llamativo. Necesitamos una luz y por ahí seguir caminando. Te aseguro que nos vamos a levantar. Va a surgir una generación que va a transformarlo todo y rescatará lo vivido. Me motiva lo musical y a Eric lo social, y de esa manera nos complementamos. También tenemos a Humberto, el DJ y vocalista melódico, que nos aporta los ritmos electrónicos que están de moda. Profundizamos en las letras que atacan lo mal hecho, con sátira abordamos lo social y nos burlamos del status quo. Por ahí andamos como producto”.
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1 de mayo de 2017
Pedro Pulido Brisela es un joven rapero que mantiene sus convicciones underground. Miembro del grupo Karhavana, se desempeña como director de materiales audiovisuales producidos de manera independiente. El estilo de su agrupación es bien sui generis, pues mezcla el hip hop con la salsa, el jazz y la música electrónica, conformando una propuesta bien atractiva.
De sus inquietudes, sentimientos, logros y decepciones conversó con PMU: “Provengo de Lawton, en el municipio de 10 de Octubre, un barrio que increíblemente no está influenciado por el rap. Es algo contradictorio porque el baile break dance sí tiene una fuerte presencia en mi localidad. Nosotros, bajo el calificativo de Rivales Callejeros, fuimos el primer grupo reconocido del barrio, comenzamos a trabajar desde el 5 de junio de 1998.
Me acerqué al hip hop en Alamar, pues tengo familia allá y los iba a visitar con frecuencia. Asistí a los festivales de rap de manera esporádica. En aquella época, año 1995, era algo raro, íbamos más bien por curiosidad. Nos influyó mucho el raggamuffin panameño, El General, Vico C y Nando Boom, toda esa ola estilística que se infiltró en Cuba. Después me regalaron un disco de Tupac y para qué fue aquello. De los del patio me impactó mucho Amenaza.
Mi amistad con Eric Chales es definitoria en mi vida artística, nos llevamos muy bien y somos excelentes amigos. Eric comenzó a componer letras sociales, comprometidas y de ahí partió todo. Nuestras primeras grabaciones fueron artesanales, sin calidad ninguna, las hacíamos con dos grabadoras y dos cassetes, picábamos cinta, creábamos un bucle, el background era el mismo loop que lo repetíamos hasta la saciedad y encima le poníamos nuestras voces. El interés de hacer algo nos motivó y nos fue atando a la música”, nos cuenta Pedro sobre sus inicios.
“Dimos nuestros primeros pasos en una peña que existía en la Casa de Cultura de la Habana Vieja. Los anfitriones eran el grupo Cuarta Imagen, que nos apoyaron muchísimo. Fueron dos o tres años felices los del movimiento hip hop en Cuba. Un momento donde crecimos y comenzaron a surgir exponentes con tremenda fuerza. Pudimos ver las transformaciones radicales de los jóvenes que cultivaban el spoken word, las líricas, los conceptos fueron más complejos, sociales y comprometidos.
Seguimos los preceptos de un disco que llegó a Cuba llamado Boricua Guerrero, que estimuló mucho lo que se hacía. Escuchabas los grupos y podías definir la proveniencia de su estilo, quién era comercial y quién no, los crudos y los underground a ultranza. Muchos asumieron el gangsta rap y no evolucionaron. La postura gansteril y el hecho de tener enemigos se volvió atractivo y comercial. La tiradera en el escenario era muy común en los conciertos de rap, un cliché. Se pensaron que era underground, pero se convirtió en un recurso mercantil surgido en los barrios marginales de los Estados Unidos.
Nosotros defendemos el hip hop conciencia con recursos expresivos fuertes. Por desgracia, los grupos que nos acompañaron en esa vertiente se fueron desvaneciendo. También hubo muchas confusiones, el hip hop adoleció de un guía y línea estratégica. Algunos lo quisieron marginar y otros implantarle un estilo muy elitista y formal, todos los extremos son muy malos. Los que dirigían la Cultura obligaban a que se fusionara con música cubana y poco a poco fue muriendo. Querían un producto comercial y al final nos hemos dado cuenta que comercial es todo aquello que venda, sea cual sea el estilo o la influencia que tenga. Lo underground también llega a las masas si el mensaje es el adecuado y tiene calidad. Fíjate en Los Aldeanos, son los más underground y a la vez comerciales. Los grupos cubanos más conocidos en el extranjero provienen del hip hop: Gente de Zona y Orishas. Es verdad que nos traicionaron y ahora rondan otros géneros, pero sus orígenes son los mismos que los nuestros”.
Después de una pausa, continúa contándonos Pedro: “Posteriormente, surgió la Agencia Cubana del Rap y pasó lo peor, sus dirigentes comenzaron a discriminar a los artistas y rechazaron el apoyo extranjero. Hicieron campaña para sacar a los grupos más underground. No dieron cabida a la diversidad. Muchos se aprovecharon de los pocos recursos existentes y los desviaron a sus bolsillos. Pocos apostaron en serio por el género y por eso estamos como estamos. Hubo rechazo a cierta actitud marginal que asumieron varios raperos. Fueron reacios y nos pusieron en manos de personas que sabían de rap menos que nosotros. La gente asumió los cánones preestablecidos y lo que supuestamente funcionaba. El hip hop se convirtió en algo banal, sin protesta social. Los mismos raperos nos hemos estado haciendo daño y el movimiento ha ido muriendo. Los buenos raperos de aquella época nos hemos quedado viviendo del recuerdo. Nos ha faltado sensatez para imponernos”.
Cambiando el tema, nos comentó sobre el surgimiento de Karhavana, en 2013: “Escogimos ese nombre ya que mezclamos las palabras ‘La cara de La Habana y caravana’, como un llamado a todos los raperos para que tomen el camino de la libertad creativa. Este nuevo proyecto tiene otras características, con drums, bajo y guitarra. A la hora de componer ya teníamos que pensar en arreglos mucho más complejos. Ganamos en musicalidad. Muchos mutaron hacia el reggaetón, pero lo nuestro es el hip hop y lo defenderemos mientras seamos artistas.
No hemos avanzado porque es muy difícil andar solos. Tenemos interés en hacer nuestros videos musicales, aunque sean de baja factura. No podemos ponernos trabas por la falta de recursos. Esa es mi prioridad y sé que cuando salga será algo llamativo. Necesitamos una luz y por ahí seguir caminando. Te aseguro que nos vamos a levantar. Va a surgir una generación que va a transformarlo todo y rescatará lo vivido. Me motiva lo musical y a Eric lo social, y de esa manera nos complementamos. También tenemos a Humberto, el DJ y vocalista melódico, que nos aporta los ritmos electrónicos que están de moda. Profundizamos en las letras que atacan lo mal hecho, con sátira abordamos lo social y nos burlamos del status quo. Por ahí andamos como producto”.
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