El reggae y su historia: hablando llegaremos lejos (Por Elier “El Brujo” Álvarez)



Desde hace algún tiempo me percaté que el reggae en Cuba está muy vinculado a la escena hip hop. Como todo en el mundo, las cosas acá funcionan desde una tónica diferente, otro sabor y muy enriquecedor, por eso es que me cuesta entender que estemos como estamos, pero para llegar a esa conclusión primero uno debe entenderse consigo mismo.

Hablando con Arugbó “El Último Cimarrón”, uno de los principales impulsores del reggae en Cuba, puedes descubrir un sinfín de realidades que a mi edad quedan ocultas en el pasado, por el estado actual en que nos han manejado la vida, de una forma u otra, los medios de difusión masiva, y que han sido un pilar importantísimo en este sentido; la institucionalidad, por otro lado, y cerremos con la centralización económica del país. Por tanto, a mis cortos 38 años de vida (cuéntese el tiempo que me formé en el vientre de mi madre), todo lo acontecido en los años 70 y 80 del pasado siglo son de un secreto total, bueno, sin ahondar en toda la historia y la lucha por el equilibrio racial y de género que son aguas mucho más pasadas, y lo que nos interesa destacar y entender, un poco, es lo que estamos viviendo y por qué no logramos emerger en esta isla que se vuelve bastante hostil para la vida de cualquier ser humano y que constantemente te obliga a emigrar de ella para intentar aliviar el desgaste mental y corporal.

Arugbó, sobre su condición de rastafari y al mismo tiempo cantante de reggae, nos dice: “Mira, las ideas y sueños, sean del tipo que sean, constituyen una tarea ardua de llevar a cabo. Antes de seguir en esa tónica, te voy a contar en síntesis la historia del reggae en Cuba. Empezaré diciendo que en los mediados de los 80 nació Tierra Verde, esta banda cautivó y enroló a todos los que lo escuchaban. Estaban solos en su peso (risas) hasta el 97 que nació la banda Remanente. Después, se despertó mucho más el género, nació 100% Reggae, que más tarde se llamó Mañana Reggae; Insurrectos que luego cambió su nombre por Herencia; Punto Rojo, Paso Firme, Otro Paso… Deja Vú, este ya en el 2012 más o menos.

Eran visibles los trabajos de solistas, conciertos, pequeños festivales del género, pero eran conocidas y escuchados en La Habana, Cienfuegos y Santiago de Cuba. Nada de discos, nada de producciones musicales, nada. Después llegó un gran silencio, en el 2015, estando viviendo en Santiago de Cuba, nació allí la banda Sangre de Reggae y tuvo el mismo destino. Actualmente, podría asegurarte, que solo hay tres bandas y dispersos solistas del género, sin espacios de grandes masas. ¿Tú los conoces?”.

Esta realidad se vuelve repetitiva, ocurre con todo género musical, alternativo a lo que se conoce como popular, y solo, haciendo una mirada desde la música. Hago una reflexión personal sobre esto, desde la perspectiva que nos involucra los unos con los otros, un viejo dicho dice: En la unión está la fuerza. Mi pregunta a este dicho, y espero que ustedes se la hagan, es la siguiente: ¿Cómo encontrar la fuerza para lograr el hecho?

Lo repito, y me la repito una y otra vez, porque al parecer nadie se la hace, el “negro cubano” es un portal incuestionable para esto: cultura, tradición milenaria y mucho más, son atributos que hemos legado. Ya lo dije en algún momento, al hablar de negros, para nada hablo de color de la piel, hablo de toda una cultura, es decir, una manera de asumir la vida, que también adoptan las personas blancas, y trascienden a las mujeres, lo cito con un par de ejemplos:

1) Un día conversando con Adrián D’Mente le decía esto mismo, me miró con cara de “¿yo negro?” (incluso, una actitud racista, lo que no tiene poder para marginarme), pero al explicarle que al asumir al rap como género musical para desarrollar su vida, él enseguida me dice: “Sí, asere, cada vez que voy a cualquier lugar para coordinar una actividad y digo que soy rapero, ni siquiera me dejan mostrarle lo que hago”.

2) Lo mismo me sucedió hace un año atrás, quizá un poco más con La Real, mientras conversábamos sobre lo que estaba sucediendo con ellas (entiéndase el trabajo del grupo La Real y La Reina) me contaba lo mismo, que cada vez que iban a coordinar algún trabajo al decir que eran raperas, automáticamente ni caso les hacían. Alguna que otra vez, en esos espacios, llegaba alguien que las conocía y al mencionar sus nombres artísticos, la persona que las estaba atendiendo las saludaba de forma efusiva, las reconocían y gracias a eso es que le abrían las puertas y ganaban espacio”.

Digo “negro” porque esto solo ocurre con los negros en Cuba, al vernos ya nos desprecian, si comparamos los ejemplos citados, tienen muchas semejanzas con lo que ocurre en las calles.

Pero continúa Arugbó: “Te vuelvo a preguntar: ¿Existe el reggae cubano? El reggae cubano es solo un sueño que vive en aquellos que vuelcan en él su creatividad, pasión y entusiasmo. Pero el progreso se alcanza cuando aporta el sueño, y lo coloca en sintonía con la realidad. Poder avanzar se comprende de: producto, actualización y sentido común. Mira, te digo de verdad, hago este análisis y está directamente relacionado para que la gente active el sentido común, sobre todo, porque trabaja en todas las aristas. No es un capricho, sino una necesidad y, de hecho, imprescindible ejecutarlo. Si falta eso, tendremos una falsa sensación de seguridad. No una solución al problema. Ahora la necesidad existe y las herramientas para solucionarlo, pero muchas veces aparece una buena idea y solución antes que la unidad esté creada, así, esta idea está condenada al fracaso”.

A estas alturas, que ya había terminado la entrevista, llegó a mi mente la imagen de Carlos K’Bola Project, por la forma en que ellos trabajan en su espacio.

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