El rap cubano está que arde (Por Elier “El Brujo” Álvarez)



No cabe la menor duda que dentro del ámbito artístico-creativo de lo que reconocemos como comunidad de hip hop cubano, el rap es el más visible y en estos momentos vive un proceso de auge muy interesante, desde que se realizara el 12 Simposio de Hip Hop Cubano. Muchos son los proyectos, incluso comunitarios, que están viendo la luz, y muchos son los artistas devenidos en productores y promotores culturales que le imprimen deseos a la escena, pero seguimos en la zozobra de que nos paren un concierto después de comenzado, como ocurrió en Guantánamo, o que nos digan que un concierto no se hace, como nos ocurrió en el propio Simposio. Por suerte, La Habana tiene un proceso de diálogo bien diferente al resto del país.

Antes de ahondar más en lo que quiero referirme en este texto, es muy importante reconocer el meritorio trabajo que está haciendo Mr. Pedro con la Batalla de los Gallos, al extender dicha competencia por todo el país. Pero, de igual forma, hay puntos importantes que necesariamente hay que investigar en este sentido, teniendo en cuenta un debate bien extenso que tuvo lugar después de concluido el repechaje de lo que va siendo la magna cita del rap en Cuba, por todo lo que ha logrado en este año y que se decidirá en este mes de agosto, en el evento Potaje Urbano, en el queridísimo municipio de Colón, provincia Matanzas.

Ante este auge del que hablaba, notable solo en nuestro gremio por el momento, se hace necesario procesos de diálogos que ya va siendo hora que los practiquemos, debido a que siguen las voces de los raperos en el escenario gritando UNDERGROUND (independiente). Siempre me pregunto si depender de alguien para hacer nuestras propias actividades es realmente asumirnos como tal; me pregunto también si criticar porque algunos han logrado desde su actuar encontrar formas, maneras, vías de crecimiento desde el emprendimiento por sí mismos es asumirnos como tales; me pregunto si no hemos encontrado entre nosotros una vía para unirnos y crear nuestro propio sitio para cantar nuestras propias canciones es asumirnos como tales.

El tiempo, el implacable e imperdonable, nos dice que en el pasado, cuando existía la controversia comercial vs. underground, terminaron siendo más underground los comerciales que los que se etiquetaban con la mirada en el underground y, al final, estos mismos resultaron ser menos creativos, por tanto, el reguetón puede llegar a pensarse con underground en Cuba, aunque solo por la manera en que se supera a sí mismo, ni siquiera por su forma, contenido y estética, pero no cabe la menor duda que de ellos es mucho lo que debemos aprender y aprehender para ser coherente.

En la UNIÓN -aunque ya no me guste la palabra- sigue estando la fuerza, y se nota visible las aptitudes de unos cuantos que, indiscutiblemente, han sacado sus rostros y han puesto en los ojos y los oídos de no pocos, a lo largo y ancho del globo terráqueo, sus capacidades de magnificar la música, la espiritualidad y el sello de nuestra tradición hiphopera.

Me pregunto qué falta para entender la voz de la vida y el tiempo, y acabar de tomar el camino de la independencia TOTAL; qué falta para ponerle ánimos, deseos y ganas de hacer nuestro propio espacio con nuestras propias reglas; qué falta para acabar de sentarnos en franco diálogo y lograr una comunidad que, a través de ella y los miles de caminos alternativos de recaudación de fondos que existen en las redes sociales y la internet -independientes todos-, nos permita construir dicho local y/o centro cultural y mantenerlo de forma autogestiva en función de encaminarnos de forma independiente.

Cuando consigamos ese espacio es dónde vamos a ver las necesidades de promoción sin pendenciar a los que promueven y las condiciones para hacerlo. En ese instante, tendremos que esforzarnos más y quejarnos menos, ahí entenderemos la competencia y porqué siempre que hay competencia se hace más visible el hip hop cubano y florece la energía, los debates, el movimiento. Porque todos estarán enfocados en algo para sentirse premiados por su esfuerzo y sacrificio, es ahí donde lo único que tendremos serán nuestras propias ganas de superarnos y es dónde entenderemos lo necesario que es participar de los talleres de superación porque nos empoderan; es ahí donde las críticas tendrán sustancia lejos de hacerla con un fin que nadie sabe en función de qué es; en donde los artistas, público, activistas, productores, promotores culturales y el resto de los seres humanos que nos rodea se verán obligados a leer cuanta revista de hip hop cubano exista, y donde aumentarán la cantidad de estas, que quieran hablar sobre hip hop cubano, sobre todo, porque, a mi criterio, este será solo el principio del largo camino.

Son muchas las cuestionantes y son muchas las respuestas que están delante de nosotros, pero, por suerte y gracias a todos lo que lo hicieron posible, esto nació hace más de 20 años y es notable que dar marcha atrás, para nosotros, es un absurdo en este preciso instante, porque los momentos que se viven nos sobrepasan a nosotros mismos.

En lo personal lo tengo súper claro, el rap cubano está que arde, pero tienen que estar que arden los videos que muestren nuestras canciones, el sonido de nuestros discos con los diseños que lo acompañan, el grafiti que dialogue con lo que vivimos en nuestras ciudades, las fiestas llenas de nuestra música -teniendo en cuenta que para todo hay una razón y que los DJ no la ponen por alguna de ellas-, que todo esto sea atractivo, llame la atención y que el público se identifique con lo que hacemos; quitarnos un poco esa venda colonialista, machista, egocéntrica, isleña que nos han inculcado, gritarlo con más energía que nunca: UNDERGROUND. Sí, el rap está que arde, pero va siendo hora de subir al próximo escalón en esta escalera, como hace algunos años viene diciendo Yimi Konclase.

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