Dankof domina el tiempo y el sonido



Dankof saltó a la palestra pública mostrando ser un joven inquieto, inconforme, discrepante, dinámico con sus ideas e incansable emprendedor del hip hop undergound. Lo conocí en la peña de Company Yo y me impresionó la fuerza que desplegó en el escenario de la Casa de Cultura de 10 de Octubre. Denota una madurez y claridad de ideas sui generis para su edad. Este rapero de 24 años de edad, se muestra como un rapero ecléctico, un cantautor y prodigio autodidacta. Su carrera ha ido creciendo poco a poco.

Su nombre real es Sergio Alejandro González Pérez y nos comentó: “Me acerqué al arte desde que estaba en la secundaria básica, pero no pude matricular en la escuela de instructores de arte, así que estudié de manera empírica desde el 2007. Todo lo que hago en el hip hop es para desahogarme, pues me agobian los problemas en la casa y la sociedad. A través de la música expreso lo que siento y logro que los demás me entiendan. Quiero cultivar el buen arte de dominar el tiempo y el sonido.

Comencé en el reggaetón en un trío que se llamaba La Realeza. No hacíamos temas chabacanos, esos que todos critican del género, sino románticos y sociales llenos de picardía underground. Hasta hicimos un demo en el estudio de David el 22. Nos disolvimos porque uno quería irse del país, otro por las mujeres y yo porque no quería cultivar ese estilo.

Posteriormente, escuché a Tupac, Notorious B.I.G., Cosculluela y Eminem, así que decidí encaminarme hacia el hip hop. Junto a Beatriz González fundé el dúo Mentes Positivas, en el 2009. Hicimos una canción social que trascendió, titulada ‘Esta es mi Revolución’. Beatriz tuvo un hijo y hasta ahí llegamos.

Así las cosas, embullé a mis primos y los enseñé a rapear. Quise hacer un grupo familiar para continuar el trabajo en familia, porque siempre alguien me traicionaba por dinero o porque se empataba con una chica. Formamos el grupo D’Klac, en 2012, y grabamos un demo totalmente underground. Me acompañaron Yasiel y Alberto López, así como Junior González.

Estudio en la tabaquería ubicada en la Calle Belascoaín y me pagan solamente 100 pesos quincenales. No tengo grandes posibilidades económicas, por lo que no puedo trabajar con un productor bueno que sepa entender lo que realmente quiero.

Realizamos un video clip que funcionó en el barrio, pero como era hip hop no lo pusieron en los medios nacionales. Cada día es más el dinero que se tiene que invertir con respecto a la música. La Asociación Hermanos Saíz no me apoyó, yo les presenté el disco y me lo viraron para detrás.

Organicé una peña enfrente de mi casa, en una escalera que existe en la calle. Me decían que yo estaba loco, pero logré hacerla varios fines de semana. Nos alquilaban un audio a 10 CUC, sin transporte. Los vecinos me apoyaron con las luces. ¡No pensé que se iba a llenar tanto! Ni con eso pude insertarme en la Casa de Cultura porque la directora solo sabía ponerme trabas. No apoya el arte urbano. Me planteó que el rap no era música y terminamos discutiendo. No me rendí y me presenté en la secundaria básica Manuel Permuy, ubicada en mi localidad del reparto Bahía, donde gusté mucho. Funcioné y logré promocionarme con los adolescentes, pasándose mi música de memoria en memoria.

Gracias a esto alcanzamos cierta notoriedad, empezamos a presentarnos en Alamar y en la Habana del Este. Me montaba en las guaguas y en almendrones, y notaba que escuchaban nuestra música. Las diferencias entre nosotros fueron mayores e inicié mi carrera en solitario en 2013, cuando grabé otro disco nombrado Cicatrices, repleto de hip hop crudo, la más conceptual de mis creaciones donde fui asesorado por el difunto Yasel El Fila.

Me dirigí nuevamente hacia la Casa de Cultura para ser promotor cultural, pero me censuraron y me sacaron de allí. Alegaron que no estoy preparado lo suficiente porque estudio en la facultad obrero campesina y no tengo el 12do grado de escolaridad. Sin embargo, Rensoli, líder del movimiento, me apoyó muchísimo, algo que le agradezco enormemente. Yo quería levantar mi zona culturalmente y no me lo permitieron.

En estos momentos trabajo con el cantante José Daniel ‘JD’ y un grupo acompañante llamado Prisma. Estamos grabando un nuevo demo de 10 canciones, con la producción del DJ Javier, en su casa de Alamar. Sin dudas, una de las propuestas del género más refrescantes del momento. Discutimos como todos los artistas, pero tenemos mucho en común y sabemos hacia dónde vamos. Queremos crear un fondo monetario para el año que viene lanzar el disco decentemente y lograr una buena promoción.

En las letras denunciamos el racismo, el regionalismo y la discriminación que sufren las personas según sus creencias religiosas. Si pensáramos igual todos no existiría diversidad en el mundo. Estoy aprendiendo a producir los backgrounds, la ecualización para las mezclas, además, sé tocar guitarra y un poquito de piano. Todo eso para ser aún más independiente. Pienso crear un estudio propio en mi cuarto, para el mes de octubre, pues un amigo que vive en Japón me va a apoyar con los equipos.

También estamos a la espera de la respuesta de la disquera Rotweiller Records, donde trabaja Cosculluela. Allí está un amigo que se fue de Cuba hace tres años y vamos a ver si tenemos suerte. Todos los que quieran acceder a mi música me pueden contactar a través de Facebook”, concluyó Dankof.

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