La Clandestina y su Moreno



La única rapera guantanamera, Anned Zulueta Reyes, La Clandestina, ya con 28 años de edad, ahora cuenta con un discípulo a formar, pero esta vez es diferente y constituye un gran reto, pues se trata de su propio hijo, Yasmani González Zulueta, que tiene tan solo 7 años de edad y cursa el segundo grado en la escuela primaria Fabio Rossel del Río. Resulta que ahora no solo lo educa de la manera tradicional, sino que en esta ocasión, lo forma como rapero, y a la verdad, es complejo el proceso por ser su hijo y la edad que posee.

Vimos algunas actuaciones de este pequeño, que ya posee nombre artístico: “El Moreno”, y decidimos hacerle una breve entrevista, y también escuchar algunas palabras de su madre al respecto, y es así como comenzamos a conocer algo más de este rapero, que ahora se convierte en el más joven de la provincia, antecediéndole solamente Christopher, hoy con 10 años de edad, el hijo de Sandy, el principal exponente del rap en Guantánamo.

El Moreno: “Me gusta rapear, cantar y bailar. El motor que me impulsó fue mi mamá, al verla siempre cantar, al ir a los ensayos con ella y a la casa de otros raperos. El hijo de Sandy es mi amigo y juntos cantamos, a veces en los ensayos, pero no con los grandes, sino solitos los dos por ahí. Yo quisiera parecerme al Bala (rapero de La Habana)”.

Yasmani explicó además que su mamá le compone las canciones y él las aprende, ahora está montando una canción que dice: aquí a Guantánamo no se viene a jugar sino a guapear duro con el rap.

El Moreno sigue diciendo: “Cuando canto me siento alegre y me gusta sentir los aplausos del público, me emociona mucho, me gusta ir a cantar a la AHS, porque hay espacio y mucho público”. Su madre agrega que lo lleva a otras provincias y él canta en algunos espacios, ha sido invitado a provincias como Santiago de Cuba y Holguín, por Sandy y otros raperos. “Me gusta ir a otras provincias y si puedo, me gustaría mucho cantar. A Holguín no pude ir porque estaba en la etapa final del curso escolar y tenía que cumplir con la escuela primero”, dice Yasmani.

Le preguntamos por qué lleva ese nombre, El Moreno, y el pequeñín respondió: “mi mamá lo propuso y a mí me gustó, y ahora creo que hay Moreno para rato”.

“Siempre he ido con mi hijo para donde sea, un día ensayando en casa de Pochy (El Carnal), Yasmani, mi niño, empezó a cantar y nos sorprendimos. Otro día, tampoco esperado, me dijo que quería cantar y decidí tomar un tema mío que no usaba, le busqué el patrón y lo dejé para él, desde entonces canta cuando se presenta una oportunidad”, revela Anned.

En estos momentos, el pequeño de 7 años participa en el proyecto Yeni y su Pandilla porque “su promotora es muy capaz y talentosa, me dijo que lo prepararía para que se presente en eventos provinciales y nacionales de ser posible”. Igualmente, La Clandestina agrega: “Mi hijo aprende con facilidad cada tema, pero no lo disocio de la escuela, debe estudiar y salir bien, pues su futuro es lo más importante. La primera vez, él se puso nervioso y me dijo que las piernas les temblaban, pero cuando empezó a cantar nada lo detuvo y ahora quiere cantar en todos los espacios posibles. Le gusta hacerlo y no lo frenaré, pienso llevarlo a donde sea para que siga desarrollando su talento. Yo hago todos los intentos posibles para que el rap no incida negativamente en su formación como estudiante, y ya en la escuela lo identifican y lo llaman como rapero”.

El Moreno hizo su primer estreno en la peña Lenguaje de Adultos, el día 11 de mayo de 2017, con el tema “Cómo se sienten”. Hoy posee dos presentaciones oficiales en público, la segunda fue en el concierto del proyecto Evidencia.

Su abuela Emilia Reyes también juega un papel fundamental en la formación del chiquillo, pues le enseña a respetar al público cuando cante, a no utilizar palabras feas y ofensivas que afecten la calidad de sus presentaciones y pongan en riesgo su correcta educación formal, además de incidir en su formación evangélica, insiste en que el niño no debe dedicarle temas a problemas políticos por su corta edad y debido también a que existen muchos aspectos de la sociedad y del país al que se le debe prestar atención desde su estatus social. “No tengo temores de que como niño imite a otros raperos o que absorba aspectos negativos de los demás, no obstante, vigilo constantemente para que eso no ocurra. Además, yo lo llevo a la iglesia evangélica desde que él tenía meses de nacido, así que crecerá con esa formación, no debe desviarse del buen camino y haré todo lo posible para que crezca siendo un buen cristiano y ciudadano de este país”.

Ciertamente, este niño emociona y conmueve, ya son dos los que se suman y precisamente hijos de raperos, la cultura underground suma siempre nuevos aficionados, ya no hay barreras en esta provincia, ni siquiera la edad constituye un freno, solo falta valor y decisión, gustos y preferencias, talento y capacidad para que todo aquel que así lo prefiera se inserte en el movimiento. Esperamos que nuevas féminas aparezcan, más niños, adolescentes y jóvenes y, por qué no, también algunos de la tercera década. La invitación está hecha, los espacios existen ya, las condiciones se perfeccionan y el público aumenta.

Nosotros culminaremos con la frase expresada en este 2017: “Guantánamo tiene temperatura alta, es el termómetro del rap en Cuba”.

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