¿Un movimiento de rap o movimientos según raperos?



Un día de esos de agosto en los que el calor santiaguero y el aburrimiento motivaban hacer zapping al lado de un potente ventilador, pude captar un mínimo reporte de la televisión cubana. Mientras presentaban imágenes de una exposición fotográfica y entrevistaban a una muchacha sobre el contenido, pude escuchar algunos nombres conocidos y referencias de algo que parecía ser un simposio. Ni siquiera esperé que terminara la reseña, solo me asombré de que todavía existiera ese tema en un noticiario o revista. Después recordé que anualmente, en los “buenos tiempos” del pasado, el octavo mes del año premiaban a la música urbana con el Simposio de Hip Hop cubano, y así se alimentaba la, muchas veces deprimida, agenda cultural de los informativos. Pero también ese espacio nutría de frescura a un movimiento de raperos y raperas, de estudiosos e interesados, además de “pegaos” y extranjeros que asistían.

Ciertamente, ni siquiera he averiguado la salud actual de ese evento, porque sería ahondar en otras aguas. Aunque esa reminiscencia me puso a pensar sobre lo que está sucediendo hoy en día, porque aquella Agencia Cubana de Rap del pasado, aunque estaba “habanizada”, por lo menos, garantizaba en cada Simposio, de conjunto con la Asociación Hermanos Saíz, que el movimiento de rap se sintiera como tal, como algo nacional. Y ahora, cuando parece que han pasado años luz de aquellos tiempos, ¿sigue el movimiento? ¿O se ha desmembrado como hijos pródigos por todo el archipiélago?

Esta es solo mi opinión, a la que puede agregársele la tuya, sobre todo, si fuiste parte de esos días vividos en los Simposios del Vedado. Por demás, sé que muchos de los que publican acá, se refieren al movimiento como uno solo, y hasta se habla de una comunidad. Por eso y más, bienvenido el diálogo.

Una certeza: para que sea reconocible un movimiento de rap cubano es necesario apreciar el sentido común de esa misma palabra: MOVIMIENTO. Y ya la agitación no recorre la isla y el más allá, la conexión no fluye como en una línea viva, sino que aparece en determinadas provincias y municipios, aunque bien sustentada. Gracias a nosotros se puede apreciar esa realidad. Quedan los hijos de ese movimiento, que le sucede como al agua de un canal que alimenta arroz o un campo de caña: las oscilaciones son esporádicas, y su contenido se evapora por el sol y las altas temperaturas, aún más, si no le entra más agua. Creo que esa imagen explica mi sentir. Hay hombres y mujeres que lideran o guían movimientos, también hay instituciones que los patrocinan y secundan. Lamentablemente en el caso del rap cubano, se están evaporando lo primero y lo segundo. Las nominaciones estatuidas ni siquiera perciben cuán importante fue y es para la cultura e identidad cubana, la existencia en desarrollo de un movimiento de rap cubano.

La evidencia: los raperos y raperas han seguido su bregar, aun atravesando accidentados caminos y abriendo espinosas puertas, pero han sabido subsistir en grupos asentados en provincias, encontrados gracias a las voluntades de los artistas. Parece una hipótesis a defender en un informe de investigación, sin embargo, también están en nosotros todas las trazas.

Lo mejor: se habla un lenguaje común, hay ganas de hacer, sin importar las diferencias o las lejanías, y no se hace más porque precisamente existe un lado oscuro que lo impide. Lo del sentido de pertenencia y la capacidad de reconocer que existe uno o más movimientos deberían ser motivo de encuesta a los artistas que siguen haciendo, aunque sea cada dos meses, una peña de rap, en las condiciones que puedan asumir.

Lo que está por ver: la unidad que traspase la pertenencia provincial, los líderes que guíen a un renacido movimiento nacional, las diversas formas de comunicación e información que lo haga público, sin dejar de ser underground, sobre todo, dentro del archipiélago. A veces me llega la sensación de que son más conocidos por las redes sociales que en sus propias fronteras.

No he sido puntillosa en mi criterio, no he determinado nombres y etiquetas, lo confiero, ha sido con toda intención. Ahora les doy la palabra, que no les sobra por cierto, a los protagonistas del invencible rap cubano.

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