Dayana Sanz Luna utiliza el rap contra la frustración



Dayana “Happy” Sanz Luna es una cantautora que ha sufrido muchas incomprensiones en el ambiente musical. Comprometida con la realidad social que vive, se ha insertado en diversos proyectos donde no ha podido dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas.

Sobre su trayectoria conversó con nosotros: “No he tenido buena suerte en la música. Esta es la oportunidad perfecta para contar algunas verdades de las que no se hablan. Comencé haciéndole coros a varias amistades mías, entre ellas Edwin Rodríguez e Ismar Meliz Santana. Después integré un grupo que se nombraba Cuero y Cuerda, compusimos las canciones y no las inscribimos, grabamos varias, las pusimos en internet, el hermano del productor comenzó a vender el disco y no nos dieron nada. Nos estafaron. Le aconsejo a todo el que este en ese proceso que trate de resguardarse legalmente de la manera más segura posible.

Para continuar mi carrera me vi obligada a comprarme mi propio micrófono y en La Habana uno de medio palo cuesta entre 80 y 90 CUC, pues me presentaba en lugares donde no existía un audio decente y es preferible ser independiente. Me deprimí mucho, perdí el rumbo y abandoné en tercer año la carrera universitaria de Lenguas Extranjeras, pero el bichito de la música no me abandonó”.

La joven cantante toma aire y continúa: “Siempre he trabajado por el doble por las noches, en clubes particulares, ya que como soy instructora de arte tenía que cumplir mi servicio social en la Vocacional Lenin de manera obligatoria y no nos permitían pertenecer a ningún grupo. No cobraba, solo quería explotar mi potencial. Imagínate, mi salario en la escuela era de unos míseros 280 pesos cubanos. Por esa época colaboré con algunas composiciones mías de temática social con Manolito ‘El Escéptico’, pero emigró para Guatemala. Le he hecho la parte melódica a varios raperos, así como he compuesto numerosas canciones del género, algunas en inglés.

Trabajé con la banda Hecho en Casa, cultivadores del hip hop, donde tuve la oportunidad de trabajar con mucha gente talentosa y radical. Ofrecimos un concierto en la sala Avenida donde participaron Al2 de Los Aldeanos, Maikel Extremo y La Alianza. Un ambiente muy sano. Me emocioné mucho, pues todos ellos se encuentran entre mis mayores influencias en el hip hop. Los raperos a veces utilizamos frases fuertes en nuestras canciones, pero no somos vulgares ni groseros, simplemente es para hacer llegar un mensaje. Con Hecho en Casa hice crítica social muy metafóricamente. Buscamos la rima inteligente para poder cantar en los espacios donde la censura es fuerte, pero siempre había alguien en el público que leía entre líneas o nos mal interpretaba y no nos permitían volver a los lugares. Así que nos convertimos en un grupo de presentaciones de una sola vez”.

Happy sin pausa sigue contando sobre sus propios temas: “Compuse varios temas polémicos entre ellos ‘Esto es Cuba’, que habla de que a pesar de todos los problemas, contradicciones y persecuciones que sufrimos, si no defendemos nuestro país lo perderemos. También está ‘Al revés¨, que explica que a veces aquí las cosas no funcionan de la manera adecuada. En vez de ir para arriba, vamos para abajo. En vez de cambiar para bien, cambiamos para mal. En vez de hacer algo nuevo, retomamos algo que es extremadamente viejo. No renovamos, sino que reciclamos experiencias. Los jóvenes tenemos ideas que apoyan ciertos procesos de cambio, pero existen personas que nos frustran. La juventud no se ve, no se escucha, tu ves viejos dirigiendo en todos los lugares. Al final, son gente que no llegó a ninguna parte y no tienen nada que decir. Los Aldeanos lo dicen, que reaccionemos que nos estamos quedando detrás.

Somos nosotros los que tenemos que hacer las cosas, la juventud. Una canción de La Aldea que me encanta es ‘Hotel Nacional’, donde hay una parte que dice: Que por eso es que pegamos los mocos en la pared cuando vamos a los lugares así. No es mentira, es una reacción a lo ‘esto no me importa’. Vivimos el hoy sin saber qué nos traerá el mañana. Estos raperazos hablan fuerte, porque cuando cantas dulce, a veces la gente no te entiende. Somos crudos cuando decimos lo que vamos a hacer. Por ejemplo, cuando hablamos de la prostitución la tratamos no como algo opcional, sino como una manera que se ha encontrado para sobrevivir porque no queda otra”.

Por mi parte, utilizo el rap como válvula de escape. Compongo las letras y a lo Benny Moré le digo a los otros muchachos y al arreglista por donde quiero que vaya el background”.

Dayana salta de sus letras a comentarnos sobre la realidad del país que la afecta como artista: “En la sociedad cubana existe una corrupción que abarca el arte de manera muy turbia. Para hacerse profesionales, los músicos tienen que utilizar el mecanismo de pagar los papeles. Te cuento que puede existir una agrupación X, en cualquier provincia, que tiene un número de integrantes que cambian constantemente, eso genera papeleo, hay espacio y por ahí sales, por supuesto, pagando cierta cantidad de dinero. Otros utilizan las influencias, como la Señorita Dayana que iba con Adriano DJ a las audiciones, se hizo profesional con su ayuda y en vivo no hay quien la oiga. Además, me he presentado dos veces al concurso televisivo Sonando en Cuba y ni me han dejado entrar, porque cuando llegas ya todas las plazas están cubiertas por personas que tienen ‘amistades’ y todo el mundo está ubicado donde tiene que estar. Es un proceso inmenso de frustración y negación y contra eso empleo mis letras dentro del hip hop”, concluyó Dayana “Happy” Sanz Luna, sin pelos en la lengua y con la misma vehemencia con que escribe y canta.

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