Con100cia y El Positivo, muestras de una noche mística (Por Elier “El Brujo” Álvarez)



El 15 de octubre fue un día de esos místicos, muy místico para mí, fue domingo y regresaba de Artemisa, algo insólito porque el viaje fue en extremo rápido. Relajé un rato en casa y habían pasado un par de horas cuando decidí dar una vuelta por el barrio, de esta forma generaba ideas de cómo abordar la reseña para publicarla y, en ese instante que reflexionaba dichas ideas, me topo con un amigo que me dice que mi hermano Lázaro, conocido por todos en el Cerro como El Yanki y por en nuestro gremio como El Rasta Eliazar Ashanti (Arugbo, “El último cimarrón”), estaba hospitalizado, y diez minutos después, en el mismo barrio, me dan la noticia que había fallecido.

Al recibir la noticia quedé perplejo, sin orientación, y nadie sabía hasta ese minuto dónde iban a velar su cuerpo. Así que no me quedaba otra alternativa que ir al concierto para, de ser posible, enterarme dónde estaban velándolo. Tal como una profecía, al llegar me dijeron dónde era el velorio y sentí, sin duda alguna, que debía participar del concierto.

Con100cia es uno de esos grupos de rap cubano que se han fortalecido notablemente en este 2017, comenzó a notarse con la participación de ese discazo y proyecto sociocultural llamado Afrorazones, y en específico el single “Mi raza”, compuesto e interpretado por El Individuo, y que se volviera viral desde su salida en la internet. Después de este súper éxito, dada una clara visión y estrategia por parte de Guámpara Music, se les abrió una puerta de opciones que han sabido aprovechar muy bien, y poco a poco han aumentado su presencia en festivales y conciertos por todo el país. También, en su trabajo audiovisual, tomando como medio de socialización el internet, al cual se le puede dar seguimiento.

Sus textos, poesía pura de altos quilates que empastan muy bien entre la naturaleza adolecente de JD y la juventud de El Individuo, creando peliagudos temas que van desde los conflictos sociales hasta la búsqueda del amor entre los seres humanos, todos esto con un carácter muy íntimo y de un claro proceso de búsqueda interior que, a mi criterio, se vuelven muy meritorios.

Lo antes dicho se acompaña con ideas musicales genuinamente afrocubanas y la utilización de ritmos caribeños que les permite ampliar los horizontes sonoros de su repertorio, y hasta el momento se muestran en franco proceso de crecimiento en nuestro entorno hiphoper@ cubano. No obstante, pienso que deben poner más ahínco en cuanto a los resultados sonoros de sus beats, porque este hecho minimiza todo el trabajo que realizan, siempre tiende a deslucir un poco y creo que esto ya lo tienen como experiencia, dado su primer disco Acá abajo viven gente, fonograma genial que apenas han podido socializar debido a esta problemática.

El Positivo fue el otro anfitrión de la noche, lo vengo viendo en distintos escenarios desde principios de los 2000 hasta la actualidad, muy versátil, flexible y, que tenga conocimiento yo por trabajos anteriores que hemos intentado hacer, está aliado a Con100cia desde hace un par de años atrás. Exactamente, me dice El Posi, desde hace 6 años vienen desandando juntos, y me adelanta que tienen planes de hacer un disco con el Piquetón, clan formado junto a otros artistas.

El Posi, como casi todo el gremio lo llama, es uno de esos negros cubanos que la ha vivido al duro y sin guante. Me llamó muchísimo la atención, y al mismo tiempo me dio mucha alegría, saber que se encontraba en ese selecto grupo de raperos y cantantes seleccionados por Guampara para el disco Afrorazones, y el resultado en su propia vida y su actuar (Siempre Positivo) es notable por encima de su propia ropa.

Fue así como llegan a este concierto Con100cia y El Positivo. Las semanas previas a su realización fueron muy satisfactorias porque la suerte los acompañó, dado todo el tiempo con el que pudieron hacer la promoción del mismo, algo que, en cuanto al diálogo y los destiempos capitalinos, se vuelve bastante angosto. Y ni siquiera con la visita de Talib Kweli para el concierto ofrecido en el Palacio de la Rumba y la participación del grupo Rebeld Díaz en el 13 Simposio pudieron lograrlo con facturas favorables, desde este sentido de promoción para lo que indicaban ambos eventos. Por tanto, las expectativas eran extraordinarias y se hizo visible al llegar al “templo del hip hop cubano en la capital”: La Madriguera, y el espacio encontrarse repleto de personas.

Recuerdo en este momento las palabras de dos personas que, a mi criterio, tienen mucho peso en lo que deseo expresar, las primeras de mi hermano El Temba cuando un día de cavilaciones me dijo que el rap es un género musical, y las segundas fueron las del maestro Leo Brower al decir en una entrevista que la música tiene que SONAR. Dejemos ambos criterios bien cerca y veamos el resultado del concierto.

Cabe destacar la participación del público, es indiscutible que lo disfrutó, bailaron al ritmo de conga uno de los temas que formó parte de las interpretaciones de los artistas. Por otro lado, estuvo bastante bien balanceado, exceptuando la presentación de uno de los invitados que fue muy dilatada; se vivificó la respuesta del público ante canciones cómo “Que me sepa a love”, que solo se ha socializado a través de la internet. En resumen, estuvo bien activo y participativo durante toda la noche, eso indiscutiblemente es meritorio para los tiempos que se viven en el gremio.

Ahora tomemos los criterios de ambas personas anteriormente mencionadas y veremos el universo al cual podemos llegar, y ver ese escalón necesario para elevar los patrones de socialización y espectáculo en nuestro entorno y contexto social desde la idea del rap como género musical. Como todo concierto, el audio se comportó medianamente favorable, tirando más hacía valores negativos, por tanto, lo fundamental, el sonido, es una constante que siempre nos desfavorece. La pregunta: ¿Qué hacer? Es una asignatura en la que estamos desaprobados todos, desde Malcoms “Justicia”, Moisés Whitaker y Jhoan Soul, hasta los pocos que estamos trabajando la producción y organización de eventos, incluso, los que trabajamos desde el ejercicio del criterio, porque después de 20 años hemos sido incapaces de lograr que tanto grabaciones como espectáculo sean del agrado sonoro de los oyentes, en cada uno de los contextos mencionados.

La respuesta: El método y la forma sigue siendo el mismo, el trabajo en colectivo, y acá más que suspensos, es una asignatura que estamos arrastrando desde hace más de veinte años, que si llamo la atención es con el interés de poder graduarnos, o de lo contrario seguiremos en las mismas. Tenemos un millón de dificultades para organizarnos desde el colectivo y la diversidad de criterios, de solo pensarlo me da dolor de cabeza porque la ilógica y el estrés se vuelven extraordinarios, pero ahí está y seguirá pendiente hasta que hagamos hincapié y lo superemos de forma independiente con nuestras propias estrategias, a partir de nuestro conocimiento. Sí, CONOCIMIENTO, sin este nunca podremos lograr nada, y nadie sabe más que nadie, cada uno puede ser capaz de aportar para esto desde su horizonte, o de lo contrario seguiremos a expensas de que los técnicos de audio traten de hacer maravillas o culparlos de lo que nosotros somos incapaces de lograr, por y para nosotros y con el fin de regalarles al público un buen espectáculo, o permitirnos que siga creciendo desde la mal formación sonora provocada por nosotros mismos en cada evento que organicemos.

Aunque establezca la crítica, reitero mis felicitaciones a Con100cia y El Positivo. Además, el agradecimiento infinito a Amehel por las palabras dichas ante el fallecimiento de Lázaro El Yanki, sin lugar a duda, le dio la oportunidad al gremio hip hop de despedirse de él, quizá pocos entiendan porqué digo esto, pero la realidad es que Arugbo nos legó muchas cosas, entre ellas el nombre del espacio debate en las redes sociales, Yosotros. Además, es uno de los puentes que desconocemos de la historia entre los 80 y 90 en el arte alternativo. Lo antes posible trataré de traer un obituario sobre él y que me disculpen, para nada me es fácil escribirlo, aún no concibo su perdida física.

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