Activista del rap y el hip hop, Alejandro Zamora Montes (Parte I)



Le gusta el rock, pero el rap y el hip hop son su pasión. Graduado de licenciatura en Comunicación Social, lleva casi una década consagrado a la conexión existente entre raza, género y exclusión social dentro y fuera de la cultura hiphopera cubana. De esta búsqueda llena de luces y sombras, nos habla Alejandro Zamora Montes.

PMU: ¿Cuándo comenzaste a ir más allá de tu gusto musical por el rap y fuiste consciente que existía un movimiento de hip hop en Cuba?

Alejandro Zamora Montes: Debemos remontarnos siempre a los inicios. Tuve un tío materno que influyó en mi gusto por la música afroamericana. La amistad con el músico y locutor radial Juan Camacho Moreira (“la música en persona”), también me aportó muchísimo. Con Juanito aprendí a escuchar otros géneros y estilos como el rock, dub, pop, blues, jazz. En estos momentos cuento con otro “sensei” musical que es Víctor Fowler Calzada. Con este último me he aproximado más a la música clásica y a otras zonas de la música popular cubana que desconocía. Sería un mentiroso si te dijera que empecé exclusivamente por el rap. Transité primero por el rock, luego por el reggae, para terminar subyugado con el género rap y sus variantes sonoras. En ese sentido, he sido un promiscuo musical.

Los textos de las canciones de rap cubano me empezaron a seducir porque hablaban de angustias, alegrías, frustraciones y sueños de mi generación. Fui consciente de la existencia de un movimiento hiphopero cubano a medida que fui descubriendo la manera en que jóvenes, a todo lo largo y ancho del caimán, se expresaban y reconocían en la cultura hip hop mediante códigos espirituales, ideoestéticos, identitarios, éticos, entre otros. Aún hoy, luego de 10 años de investigación, esa dimensión reveladora me sigue subyugando.

PMU: ¿Qué fue lo que hizo que plantaras bandera junto al movimiento de hip hop en Cuba?

Alejandro Zamora Montes: Como bien plantea ese gran investigador de la música cubana alternativa llamado Joaquín Borges Triana: por su profunda convicción sociológica. La cultura hip hop es una herramienta de transformación social para sectores populares históricamente preteridos. Si se utiliza con inteligencia, sin ambiciones o egos desmedidos, puede cambiar la vida de cualquier ser humano para bien. Conmigo sucedió. Me ofreció un camino que me ha enriquecido mucho en lo profesional, en lo espiritual. Aún lo hace. Pienso que lo que me hizo plantar bandera y apostar por esta cultura, es su capacidad de ubicarse al lado de distintas causas relacionadas con la justicia social. Temas complejos en nuestra sociedad como la marginalidad, la discriminación racial, el racismo, las problemáticas de género, fueron amplificados y puestos en una agenda pública gracias al discurso rapero. Eso es indiscutible.

PMU: Fuiste comunicador de La Agencia Cubana de Rap (ACR) durante el período de Magia López Cabrera (integrante del dúo Obsesión), ¿cómo influyó esa experiencia en tu visión del hip hop cubano?

Alejandro Zamora Montes: ¡Imagínate! Trabajando en la ACR, en el período comprendido entre 2008-2009, me codeé con raperas/os, grafiteras/os, exponentes de la poesía hablada, intelectuales, DJ, bailadoras/es, funcionarias/os de la cultura. Fui a giras nacionales, a infinidad de conciertos. Tuve acceso a revistas, discografía, videoclips, talleres, conferencias de conocedoras/es de la temática hip hop del mundo entero. También tropecé con dimensiones contradictorias de toda índole. Siempre he dicho públicamente que la ACR fue una escuela.

PMU: Por esa misma época comenzaste a escribir tus primeros textos sobre rap. ¿Qué tenías en mente?, ¿ideales, utopías…?

Alejandro Zamora Montes: Esas experiencias en la Agencia Cubana de Rap provocaron tantas preguntas en mí, que no me quedó más remedio que escribir sobre ellas, para tratar de mitigarlas buscando posibles respuestas. Empecé a escribir sobre estas temáticas (y que me las publicaran) en diferentes revistas y sitios digitales: Movimiento, Esquife, Palabra Nueva, Clave, Afromodernidades, entre otras. Más que ideales, lo que tenía en mente eran múltiples interrogantes sobre ciertas zonas de silencio o presunciones básicas acerca del movimiento hiphopero cubano.

PMU: Uno de tus trabajos tuvo una inesperada y controversial relevancia: la entrevista a Aldo, miembro del ya disuelto dúo Los Aldeanos. A menos de dos meses de su publicación en la revista digital Esquife, salió a la luz el famoso problema de un grupo de raperos cubanos con la USAID. ¿Qué repercusiones tuvo la entrevista en este contexto?

Alejandro Zamora Montes: Creo yo que ninguna, ya que la entrevista fue retirada automáticamente de la revista Esquife 1.0, tan pronto como tuvo lugar ese suceso. En realidad, fue publicada quince días antes del evento de la USAID, no dos meses.

PMU: Tengo entendido que la entrevista fue removida de la revista Esquife en un acto de censura y presión a Jorge Enrique Rodríguez, el director de Esquife en ese momento. ¿Cuánto de verdad hay en todo eso?

Alejandro Zamora Montes: Nunca obtuve una respuesta meridiana respecto a ello. Creo sinceramente que de haber existido censura y presión hacia Jorge, no se hubiera publicado en esa revista estatal la réplica contundente ofrecida por él, a raíz de ese suceso histórico. Y menciono la palabra contundente, porque Jorgito es el intelectual cubano que mejor ha trabajado el tema de Los Aldeanos. Desde el plano discursivo, estético, filosófico.

En mi humilde opinión, la entrevista que le realicé a Aldo ofrecía distintos ángulos, lo cual propiciaba lecturas diversas, amén de su consabida postura ideológica. Era la primera vez que se entrevistaba a un Aldo padre, amante de su familia, del barrio, de su oficio como músico, con una consciencia madura de ser un eslabón más dentro de esa gran cadena que es el movimiento hiphopero cubano. Es la misma entrevista que ubico en mi libro, del que podemos hablar después, si lo deseas.

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