Música y arte moderno en la guarida de Osmani Caro: Lavarte
27 de noviembre de 2017
Osmani Caro es un artista plástico que ha ganado numerosos premios en talleres y eventos provinciales y nacionales, sin embargo, se mantiene apegado a la humildad que, la mayoría de las veces, acompaña a los grandes talentos. Sus obras están muy ligadas a la firme e incesante lucha por el cuidado del medio ambiente y muchas de ellas están hoy expuestas en la galería particular Poco Bonito, sede principal y sustento del proyecto independiente cienfueguero KBolá.
El 20 de octubre, Osmani nos sorprendió, una vez más, con una sabia combinación de arte moderno y música, esta vez en su taller Lavarte, ubicado en el patio lateral de la antigua y abandonada lavandería del barrio de Pastorita. Allí imagina y crea sus grandiosas esculturas, empleando cuanto metal encuentra en desuso, convirtiendo lo viejo y feo en piezas útiles y artísticas.
El evento comenzó cerca de las once de la mañana y tenía, primero que todo, el interés de celebrar el día de la cultura nacional. Hasta el patio trasero de su taller llegó un pequeño grupo de estudiantes universitarios que el artista había invitado, para realizar un breve homenaje al cubano, su himno y toda la cultura que nos identifica como nación. Así, en un ambiente íntimo, sin tantos miramientos y menos instituciones, arrancó la actividad.
Xiomi tomó el micrófono y cantó uno de los mejores temas de Joaquín Sabina, “Peces de ciudad”, y se lo dedicó a Osmani por haber demostrado dominar el mundo de los peces de metal. Siguió con la canción “Mi declaración”, de su autoría, que estrenara en una de las peñas de KBolá. Después cantó “Hippies limpios”, muy a tono con una exposición proambiental, y cerró con “Realidad latina”, tema emblemático para los sectores subalternos de toda América Latina.
Otras melodías llegaron con Rolo Rivera, artista sui géneris, que ha tomado la música alternativa en sus manos y ha logrado esculpir un estilo donde se mezclan las raíces afro de todos los cubanos. Interpretó tres de sus temas más populares, entre un público underground y a tono con el ambiente de desenfado. Lo peculiar fue que tocó las dos últimas canciones sin una de las cuerdas de su guitarra.
El proyecto KBolá no podía faltar en una exposición como esta. Amigos en lo personal de Osmani: Carlitos, Pepe, Albertico, Mayito y Amed regalaron su habitual cooperación y se incluyeron, una vez más, en un proyecto por el mejoramiento humano. Prepararon junto al artista toda la exposición, la mesa del dominó y la necesaria caldosa.
Finalmente y ya casi al mediodía, Osmani inauguró la muestra. El proyecto, que lidera y que está integrado además por la escultora Taimí y otros escultores del patio como Yusniel y Antonio Núñez, viene siendo la segunda parte de un emprendimiento comunitario que comenzó en las vacaciones con talleres de verano y que ahora se complementa con el fotomontaje de varias esculturas. Como colofón de este esfuerzo mancomunado, explicaba Osmani, deberá suceder el emplazamiento de dichas esculturas en la comunidad de Pastorita, como homenaje al 200 aniversario de la fundación de la ciudad.
La muestra de las maquetas fue todo un acontecimiento para los vecinos que hasta allí llegaron. Por razones de espacio e idoneidad, se trató de un momento único, pues, como explicaba el artista, “el espacio es un lugar de trabajo y no precisamente para exponer”, no obstante, fue válida la sencilla exhibición para apreciar cómo podría transformarse cualquier espacio común con el arte de nuestros escultores locales.
Música y arte moderno se mezclaron todo el tiempo, y al final llegó el toque distintivo del brindis en los hogares cubanos: la rica colada de café. Osmani, en su súper mega colador, escultura interactiva que ha expuesto en varios sitios de Cuba y en Europa, hizo la mayor colada que hayan visto estos ojos y que alcanzó para saciar el paladar y la curiosidad de los más de cincuenta amigos reunidos para la ocasión. Todo esto al ritmo de la marímbula de Oscar Sánchez, Company Yo, Randy Acosta, nuestro entrañable Arugbo y otros caracterizados músicos del universo underground cubano que continuamente “lavan” nuestro arte.
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27 de noviembre de 2017
Osmani Caro es un artista plástico que ha ganado numerosos premios en talleres y eventos provinciales y nacionales, sin embargo, se mantiene apegado a la humildad que, la mayoría de las veces, acompaña a los grandes talentos. Sus obras están muy ligadas a la firme e incesante lucha por el cuidado del medio ambiente y muchas de ellas están hoy expuestas en la galería particular Poco Bonito, sede principal y sustento del proyecto independiente cienfueguero KBolá.
El 20 de octubre, Osmani nos sorprendió, una vez más, con una sabia combinación de arte moderno y música, esta vez en su taller Lavarte, ubicado en el patio lateral de la antigua y abandonada lavandería del barrio de Pastorita. Allí imagina y crea sus grandiosas esculturas, empleando cuanto metal encuentra en desuso, convirtiendo lo viejo y feo en piezas útiles y artísticas.
El evento comenzó cerca de las once de la mañana y tenía, primero que todo, el interés de celebrar el día de la cultura nacional. Hasta el patio trasero de su taller llegó un pequeño grupo de estudiantes universitarios que el artista había invitado, para realizar un breve homenaje al cubano, su himno y toda la cultura que nos identifica como nación. Así, en un ambiente íntimo, sin tantos miramientos y menos instituciones, arrancó la actividad.
Xiomi tomó el micrófono y cantó uno de los mejores temas de Joaquín Sabina, “Peces de ciudad”, y se lo dedicó a Osmani por haber demostrado dominar el mundo de los peces de metal. Siguió con la canción “Mi declaración”, de su autoría, que estrenara en una de las peñas de KBolá. Después cantó “Hippies limpios”, muy a tono con una exposición proambiental, y cerró con “Realidad latina”, tema emblemático para los sectores subalternos de toda América Latina.
Otras melodías llegaron con Rolo Rivera, artista sui géneris, que ha tomado la música alternativa en sus manos y ha logrado esculpir un estilo donde se mezclan las raíces afro de todos los cubanos. Interpretó tres de sus temas más populares, entre un público underground y a tono con el ambiente de desenfado. Lo peculiar fue que tocó las dos últimas canciones sin una de las cuerdas de su guitarra.
El proyecto KBolá no podía faltar en una exposición como esta. Amigos en lo personal de Osmani: Carlitos, Pepe, Albertico, Mayito y Amed regalaron su habitual cooperación y se incluyeron, una vez más, en un proyecto por el mejoramiento humano. Prepararon junto al artista toda la exposición, la mesa del dominó y la necesaria caldosa.
Finalmente y ya casi al mediodía, Osmani inauguró la muestra. El proyecto, que lidera y que está integrado además por la escultora Taimí y otros escultores del patio como Yusniel y Antonio Núñez, viene siendo la segunda parte de un emprendimiento comunitario que comenzó en las vacaciones con talleres de verano y que ahora se complementa con el fotomontaje de varias esculturas. Como colofón de este esfuerzo mancomunado, explicaba Osmani, deberá suceder el emplazamiento de dichas esculturas en la comunidad de Pastorita, como homenaje al 200 aniversario de la fundación de la ciudad.
La muestra de las maquetas fue todo un acontecimiento para los vecinos que hasta allí llegaron. Por razones de espacio e idoneidad, se trató de un momento único, pues, como explicaba el artista, “el espacio es un lugar de trabajo y no precisamente para exponer”, no obstante, fue válida la sencilla exhibición para apreciar cómo podría transformarse cualquier espacio común con el arte de nuestros escultores locales.
Música y arte moderno se mezclaron todo el tiempo, y al final llegó el toque distintivo del brindis en los hogares cubanos: la rica colada de café. Osmani, en su súper mega colador, escultura interactiva que ha expuesto en varios sitios de Cuba y en Europa, hizo la mayor colada que hayan visto estos ojos y que alcanzó para saciar el paladar y la curiosidad de los más de cincuenta amigos reunidos para la ocasión. Todo esto al ritmo de la marímbula de Oscar Sánchez, Company Yo, Randy Acosta, nuestro entrañable Arugbo y otros caracterizados músicos del universo underground cubano que continuamente “lavan” nuestro arte.
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