Llegó Rapear una Cuba utópica a la hora de recoger los bates



Se dice que la mayoría de los libros surgen del deseo de los autores por ver sus ideas impresas y compartirlas con la mayor cantidad de personas posibles y, de paso, ganar algo de dinero. Otros libros ven la luz por la necesidad de suplir demandas temáticas específicas, o también porque las editoriales necesitan cubrir las pérdidas con publicaciones que generen ventas seguras (increíblemente, para esto han quedado la reedición de los clásicos). Pero hay otros libros que, más allá de la necesidad y el deseo, son una deuda con la sociedad, el arte y la cultura en general. Tal el caso de Rapear una Cuba utópica, el primer libro de hip hop cubano escrito en Cuba, de la mano del comunicador social Alejandro Zamora Montes, estudioso del rap y el movimiento hip hop en la mayor de las Antillas.

El optimismo nacionalista habría sido perfecto si el libro se hubiese editado, impreso y publicado en Cuba, pero como nada en esta vida es perfecto, Rapear una Cuba utópica, en el estricto sentido editorial, tampoco lo es. La edición y diseño corrieron a cargo de la editorial española Samarcanda, la cual hace poco más de año abrió un sello editorial de perfil cubano bajo el nombre Guantanamera. Sin embargo, pese a la reputación de las editoriales extranjeras, el trabajo de edición y corrección del libro tiene trazas de negligencia, no así la óptima calidad artística de su diseño. Este divorcio lamentable entre edición y diseño nunca permite que el arte final de un libro sea completo, y, en particular, es una pena que este no lo sea. No obstante, la importancia de su contenido lo salva del tedio que suelen imponer las erratas al lector.

Por su volumen de páginas, el libro está hecho para lectores ávidos del tema que gusten de la resistencia y no la velocidad: 438 folios dedicados a poner de manifiesto la voz de mujeres y hombres que han contribuido, hasta el presente, con sus luces y sus sombras, a la historia (aún no contada) del rap y el hip hop en Cuba. Pero cuidado, Rapear una Cuba utópica no es un libro de historia, o un ensayo (como anuncia erráticamente la portada), es un libro de entrevistas.

De todos los géneros periodísticos que pasaron por la mente del autor, consideró que, dado los escollos y las lagunas existentes en el camino recorrido por el hip hop cubano, fueran las propias voces de sus protagonistas las que hablaran. La elección fue muy acertada.

El libro está dividido en cuatro capítulos y veinte entrevistas donde se entrelazan la urdimbre y las interioridades de este género musical que tanta polémica generó y continúa generando en la Isla. Por una parte, están los entrevistados cuyo arte se enmarca en los elementos “clásicos” del hip hop, como el grafiti, en la voz del artista urbano Yulier Rodríguez Pérez (Yulier P); el break dance con el emblemático y espectacular bailador Miguel Ángel Abreu Larrondo (Miguelito La Peste), los maestros de ceremonias (MC) exponentes del rap conciencia, como Alexey Rodríguez Mola (El Tipo Este), Aldo Roberto Rodríguez Baquero (Al2, miembro del desparecido dúo Los Aldeanos) o Silvio Liam Rodríguez Varona (Silvito El Libre), pero también aquellos que han logrado abrirse paso con un rap de sabor más autóctono y comercial, como es el caso de Edrey Riverí (miembro del dúo Ogguere). La producción musical, tema importantísimo en los predios raperos y de lo cual queda mucho por decir, es abordado por Isnay (DJ Jigüe, creador de Guámpara Music) y Pablo Herrera.

Para los que tanto gustan de las polémicas en torno de la Agencia Cubana de Rap (ACR) y hablar sobre su eficacia, o ineficacia, qué debió ser o no ser, los aciertos y desaciertos de su cuerpo directivo, el capítulo dos del libro titulado Descifrando a la Agencia Cubana de Rap, pone a disposición de los lectores las entrevistas a dos de sus antiguas directoras: Susana García Amorós y Magia López Cabrera. El diálogo de ambas con el autor constituye una buena oportunidad para que los detractores de la ACR puedan escuchar los puntos vista de quienes durante mucho tiempo han sido objeto de críticas por sus desaciertos durante su período de dirección.

Y hablando de mujeres, los amantes de la teoría de género no quedarán decepcionados, el libro consta de una digna presencia femenina, entre dicha presencia se destaca la entrevista a la rapera cristiana Dámarys Benavides. El rap cristiano es un subgénero dentro la música rap con amplia difusión en los Estados Unidos y el Caribe, pero en Cuba, hasta el 2014, no se había estudiado, ni prestado atención al trabajo de sus artistas y se trata de un terreno de investigación prácticamente virgen.

En la acera opuesta puede ubicarse la reveladora entrevista a las féminas de Las Krudas, el dúo de raperas y activistas en pro de los derechos de las mujeres negras y lesbianas, tema recurrente en los últimos años en nuestro país, pero sobre el cual aún queda un largo camino por recorrer en materia de sensibilización y conciencia cívica. 

Tirando la sonda más profundo, tenemos las entrevistas a Roberto Zurbano, Víctor Fowler y Tomás Fernández Robaina, quienes desde sus perspectivas culturales y sociológicas se sienten deudores del rap y el hip hop, por lo que este movimiento les hizo ver a nivel sociocultural en la escena cubana que de otra manera lo habrían logrado, y también por las aportaciones y el apoyo que ellos mismos brindaron a raperas y raperos.

Profundizando en la escena del hip hop cubano, no solo como un movimiento portador de ricos elementos artísticos y musicales, sino también como posible herramienta de transformación social y cultural, el lector exigente no desestimará la posibilidad de realizar una triangulación entre las entrevistas de Rodolfo Rensoli, creador de Grupo UNO, gestor y promotor, junto con Valesis Rivero, de los festivales de Rap de Alamar; Pablo Herrera, pionero en la producción musical de la música rap en Cuba y gran conocedor del género, y la figura intelectual del movimiento: Ariel Fernández, DJ, productor musical radial, promotor cultural y primer director de la tristemente desparecida revista Movimiento. Tres filosofías de pensamiento diferentes, pero enfocadas hacia un mismo propósito. Sin embargo, divergencias de criterios los mantuvieron separados. ¿Adónde habría llegado el movimiento hip hop en Cuba si estas tres mentes se hubieran unido? ¿Se habría consolidado el Movimiento (así, con mayúscula) de manera sólida e inquebrantable? Si bien es cierto que la importancia de esta suposición es cosa pretérita, las respuestas posibles no dejan de ser importantes, ya que quienes aprenden las lecciones del pasado, no están condenados a repetir la misma historia y evitar ese sabor amargo a irrealización, a utopía. .

Rapear una Cuba utópica es un libro necesario, en primera instancia para la comunidad hiphopera, pero también para críticos y estudiosos de disciplinas relacionadas con los estudios culturales. No es un libro que cierra capítulos en la historia del rap en Cuba, sino todo lo contrario. Abre nuevas interrogantes sobre el futuro de este género musical, su supervivencia estética, su inserción en las nuevas plataformas tecnológicas, entre otras cuestiones. Respecto al hip hop, está claro que para el autor se trata de una filosofía de pensamiento y un estilo de vida. De consolidarse un verdadero movimiento, podría ser un punto de inflexión positivo en medio de la incertidumbre política y social de los días que corren.

Ojalá que la lectura de Rapear una Cuba utópica ayude a sacudir la desidia y el desánimo de aquellos que pensaban que el juego iba en su contra y terminaría con marcador desfavorable, porque casi a la hora de recoger los bates, sonó el batazo. El resto corresponde a los lectores.

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Comentarios   Dejar un comentario
Amo el Rap
12 de diciembre, 2017 9:00 am (GMT-5:00)
Katica, el libro estará presente en la próxima Feria Internacional del Libro de la Habana, en febrero del 2018. Busca el stand de la editorial Guantanamera y lo encontrarás. También está en Amazon o entras al sitio web: www.guantanamera.es y lo compras online. Saludos.

Katica
11 de diciembre, 2017 4:12 pm (GMT-5:00)
¿Dónde está? ¿Cómo leerlo?