KBolá: un evento, la mejor intención y la cruda realidad



Una de las cuestiones clave para que un evento tenga calidad y se perpetúe en la preferencia de la gente es la constancia, otra, es planificarlo con un tiempo de antelación prudencial y verificar todos los posibles cambios. El proyecto KBolá ha sido intransigente con estas dos condiciones a la hora de preparar sus peñas, y justo por eso han podido traer hasta su espacio a artistas que provienen de las más diversas y alejadas regiones del país, a quienes contactan a veces hasta dos meses antes del evento en cuestión. Sin embargo, hay otros aspectos que a veces no se pueden cubrir o prever.

En el último de los eventos del proyecto, planificado por su equipo para el 19 de diciembre del recién culminado año, chocaron con un cambio de planes que estuvo totalmente fuera de su alcance vaticinar. El pequeño espacio que se han ganado, al costado del Teatro Tomás Terry de Cienfuegos, también utilizado por otros proyectos y agrupaciones institucionalizadas en la provincia, fue cedido a uno de estos últimos y KBolá se vio precisado a cambiar la fecha de su peña para dos días después. Ese fue el primero de los obstáculos, y cualquiera puede imaginar que artistas como Chico Pro, El Liberto y El Prófugo, que venían desde sus provincias y ya tenían sus pasajes listos para la fecha inicial, tuvieron que improvisar y no precisamente con un micrófono, lo cual les hubiera resultado menos engorroso.

No obstante, la peña se hizo y el 21 de diciembre llegaron los tres artistas que junto a Clandestinos, Xiomi, El Boster y la inesperada presencia en el escenario de la artista plástica Ismaray, descargaron a base de hip hop durante la hora y media que duró el encuentro. Esta vez, KBolá agregó al habitual action painting una demostración de tatuaje a cargo del artista Joseito, y la rifa de una obra de arte realizada in situ.

Los primeros en romper la inercia, mientras se hacían las pruebas de audio, fueron los artistas plásticos Ali, Tooth Fairy, Ismaray y Mayito. También se unieron otros invitados, incluyendo los niños que aprovecharon para volcar su imaginación sobre las cartulinas. Ali con sus rostros llenos de emociones y molestias, Tooth Fairy y sus obras protesta, Ismaray esta vez con tonos amarillos y negros, y Mayito con la crítica en sus rostros masculinos, trabajaron casi hasta la mitad del concierto. También en un rinconcito, máquina en mano, Joseito Tattoo, dejaba la marca permanente de su arte en la piel de un voluntario y los curiosos rodeaban el performance.

Todo marchaba como se había planificado, pero se percibía cierta incomodidad en el DJ, porque la máquina no estaba funcionando como siempre. Después de mucho batallar con el audio, finalmente comenzó Clandestinos, y aunque la calidad no era la que los organizadores esperaban y para colmo una de las luces tuvo que ser apagada por sobrecarga, privando de iluminación a los plásticos que todavía no habían concluido su obra, la descarga continuó.

Esta vez las mujeres protagonizaron un momento único. Xiomi convidó a Marlin y a Ismaray a hacer uno de sus temas. El atrevimiento les quedó muy bien y sirvió para bautizar a Ismaray, quien no había cantado nunca en público. Después llegó el Boster y le siguieron El Prófugo y El Liberto, que cantaron algunos de los temas que han venido trabajando juntos en 264 BCB, estudio independiente que lidera el primero y que ha servido de casa de grabación y producción de numerosos discos realizados por nuestros artistas underground.

Lamentablemente, justo a mitad de la presentación de ambos, el audio se tornó imposible, pero como decimos los cubanos, no hay mal que por bien no venga. Fue entonces que mostraron un dominio del escenario increíble, como dos MC de talla XXXL, y convidaron al público a hacer los coros de una canción que siempre canta El Prófugo cuando viene a Cienfuegos, y donde ya ha establecido un grato vínculo con los sureños, al retomar y rehacer, al ritmo de El Benny, el tan cantando estribillo: Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí.

Después le tocó a Chico Pro, otro de los grandes micrófonos del hip hop cubano. El artista izó las banderas del rap más sincero. Despejó todas las nubes con su palabra creativa y callejera, y al final invitó a bailar, asintiendo con su cabeza al ritmo del background, porque, decía: “así es como se baila esto”.

Luego, Carlitos Infante puso el punto final, cantando esta vez los números de la rifa y, cuando hubo terminado la operación, se apagaron las pocas luces que quedaban encendidas.

Reseñar para un lector las incidencias, el ánimo y la vibra de un evento siempre es difícil. Cuando lo hago no puedo pasar por alto los episodios que pudieron atentar contra una entera y feliz realización del concierto, porque antes debe ponerse la sinceridad y ganar la confianza de quienes leen, en los que escribimos. Con respecto a esta última peña de KBolá, patrocinada por nuestro proyecto, no podía hacer menos. Y sí, el audio y las luces no acompañaron, pero la buena vibra de su público siempre rodea a KBolá.

Unos minutos después de acabarse el concierto tuvimos la oportunidad de conversar con los músicos y con respecto a los fallos con el audio todos coincidieron: son cosas que pasan. Y digo más: son cosas que pasan mucho en el universo underground porque son pocos, por no decir nulos, los patrocinadores que como nosotros colaboran con la realización de estos eventos. Mientras que, por otra parte, el patrocinio incluye la localización y alquiler de un audio, que en muchas ocasiones los organizadores, aunque quisieran, no pueden garantizar su calidad. Sirva entonces esta última reflexión para todos aquellos interesados en ayudar a iniciativas independientes en la isla, porque como me dijera un músico una vez: nosotros no deberíamos trabajar con estas dificultades, eso ya no debería sucedernos.

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