La mujer: una necesidad en el hip hop cubano (Por Elier A. “El Brujo” Álvarez)



“El año pasado, conversando indistintamente con Rodolfo Rensoli y Elier Álvarez (El Brujo), salió a relucir un fenómeno del cual casi no se ha hablado en nuestro gremio hiphopero: la importancia vital que ha tenido la presencia femenina en los derroteros del hip hop a nivel local/mundial. No estoy hablando solo de las agrupaciones conformadas por mujeres. Pongo un ejemplo concreto. En ese importante libro titulado: Generación Hip Hop: de la guerra de pandillas y el grafiti al gangsta rap, del autor Jeff Chang, se hace visible la importancia que tuvo Cindy, la hermana de DJ Kool Herc, a la hora de organizar las míticas fiestas en la 1520 Sedwick Avenue. De hecho, la notoriedad de Herc fue posible gracias a que Cindy (…) sacó provecho de su puesto en el consejo de estudiantes de la Grace Dodge High School y le consiguió un trabajo como animador en un baile del colegio, que tuvo lugar en un barco alquilado (…). Hoy DJ Kool Herc es considerado el padrino del hip hop mundial. Sin embargo… ¿Quién habla hoy por hoy de Cindy? Rensoli me confesó que su hermana fue un bastión fundamental a la hora de concebir y desarrollar los festivales de rap en Cuba, y el mismo Elier ha comentado en más de una ocasión el machismo existente en la comunidad hiphopera cubana, expresado en varias dimensiones. Yo mismo digo, con entera libertad de criterio (y así mismo lo dije en Harvard), que gracias al esfuerzo de mi novia Susana fue que pude contar con algo de dinero para el viaje, el pasaporte, etc. Sus dolores de columna y la callosidad de sus manos fregando en una cafetería particular, constituyeron el enorme sacrificio para que yo pudiera ir cómodo y poner al hip hop cubano bien alto en la primera universidad del mundo. Rapear una Cuba utópica fue posible también gracias a su ayuda y paciencia. Erramos con demasiada frecuencia al pensar que las mujeres dentro del hip hop (y fuera de esta cultura) son una suerte de anexo, o algo parecido. Todas y todos nos gestamos y salimos de ellas. De hecho, la cultura hip hop se inscribe en femenino, y las voces suyas, como bien indicó el desaparecido Félix Mauricio Sáez, son autobiográficas. Respetémoslas y dignifiquémoslas como es debido, porque son ellas las que logran que el tortuoso y fugaz recorrido por este mundo valga la pena. Por cierto, este viernes, sábado y domingo, se hará un evento en La Madriguera sobre la presencia de la mujer en el hip hop cubano, a cargo de esa genial artivista llamada Sahily Borrero. ¡Recomiendo ir!”. Estas palabras me las encontré en el muro de Facebook de Alejandro Zamora (El Zamo), exactamente el día 4 de enero, cuando fueron publicadas, y me emocioné mucho porque he buscado la forma de escribir sobre el tema y nunca lo he logrado, pero hacerlo de forma positiva, con la idea de que las mujeres se unan, se integren.

Todos asignan un grado extraordinario de machismo al hip hop, que es cierto, e indiscutiblemente forma parte de nuestra cultura como nación, pero la única forma que tenemos los del sexo masculino de integrar a sus similares de sexo femenino es siendo más machistas, como es el caso de géneros musicales populares como el reggaetón y el trap -sin incidir ni ahondar mucho en esto, que tiene sus razones, por la cuales existen y que para nada estoy en desacuerdo con ellos, prefiero ver a mis negros haciéndolo y volviéndose famosos, con tal de que estén lejos de las cárceles cubanas-, desgraciadamente, así funciona nuestro pensamiento. Por tanto, desde hace años me decía que la fórmula base era que ellas por sí mismas buscaran expandirse en todas las esfera de la sociedad, como bien dicen La Krudas en una de sus canciones, pero, por suerte, la vida y el conocimiento de este gran intelectual y comunicador de hip hop cubano le posibilitó vivir experiencias que lo condujeron a escribir y publicar estas palabras de empoderamiento a la mujer.

El día siguiente, en la noche, al llegar a La Madriguera, lo primero que hice fue pasar por la Galería Antonia Eiriz y, para mayor sorpresa ­contando con el encuentro del texto de El Zamo­ me encontré allí con la exposición Bendiciones, y mientras observaba con detenimiento las obras, establecía comunicación y diálogo con las mismas. Ellas me decían: “Somos creadoras, guerreras por tradición, mujeres, negras”. Y después de unos quince minutos observándolas con detenimiento, al unísono me dijeron: “Y estaremos acá mientras dure el evento, siempre estaremos presentes”.

No lo niego, tuve que ir obligado a Natur-Arte, estaba muy desanimado para irrumpir en ese espacio, que necesita otra energía porque lo veo como para entrar con alegría, intensidad, ánimos…, y todo aquello me faltaba. No obstante, todo me lo regaló la exposición. Saqué la cámara y con ella en mano comencé a fotografiar todo y cuanto me pareció interesante, y fue tanta la energía, que de un extremo salté al otro.

Un evento es energía, de la forma en que se concibe transmite muchas sensaciones y sentimientos a los que participan en ella, tanto a artistas como personas comunes que van a disfrutar como público. Los eventos artísticos, como en este caso, nos nutren de creatividad y, particularmente los de hip hop los elevan espiritualmente a otra dimensión, debido a la mezcla entre conciencia y música, mezcla perfecta que logra mover las mentes y sacarlas de la rutina cotidiana para ver el absurdo y visionar formas de vida diferentes.

Con lo anteriormente mencionado digo que SÍ, casi todos los eventos comienzan con la inauguración de una exposición que, por lo general, nadie la visita, a no ser cuando se reparte el cóctel de bienvenida. SÍ, también lo han organizado mujeres y lo han mantenido durante todo un evento, y podríamos decir que entre cielo y tierra no existe nada nuevo, pero, en este caso, llegar a vislumbrar lo sucedido con esta exposición me dimensionó a un paraje que siento necesario en nuestra sociedad y, en particular, ninguna otra lo había hecho con anterioridad. Se notaba que la expo no estaba por cubrir un espacio, mucho menos era improvisada, cumplía una función en ese universo de creación donde se sumergieron las organizadoras, Sahily Borrero, su directora, y Diarenis Calderón, su curadora.

Hablé con Diarenis y me confesó que la idea tomó como punto de partida homenajear a Inés María Martiatu, el primer día, y tomando como referente la poesía de Georgina Herrera, se crearon y fue el leitmotiv para escoger las obras expuestas de las participantes. Al mismo tiempo, haciéndolas coincidir en un concierto protagonizado por mujeres, fundamentalmente jóvenes negras y más allá del rap como género musical, y de este modo el hilo conductor inicial y la presencia femenina estaría presente durante todo el evento.

Es una muy buena estrategia, y me gustaría hablar más, compartir con ustedes los magníficos análisis hechos por Diarenis mientras la entrevisté y decir cuánto disfruté el pequeño momento que estuve presente aquella noche, pero prefiero adoptar la postura que he mantenido hasta ahora al insistir y respetar este espacio para las féminas, que sean ellas las que reseñen y hablen desde su razón, ya que el sexo masculino se proyecta y ve el mundo de forma diferente al sexo femenino. Nunca me cansaré, insistiré y dialogaré con cuanta persona de este sexo sepa escribir y aportar desde sus cavilaciones para lograr una dinámica que contribuya a los intereses propios de ellas dentro de la sociedad, que las eleven como deben ser elevadas y que nos enseñen a valorarlas y respetarlas, como seres humanos son, y estoy consciente que talento sobra para que lo hagan fabulosamente, tal como lo hicieron Sahily y Diarenis.

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