Julingo: anónimo servidor del arte urbano



En Cuba hay numerosas personas comprometidas con el movimiento underground, a pesar de los obstáculos, las carencias materiales, las trabas burocráticas, la poca difusión del hip hop en los medios tradicionales de comunicación y la errada fama de “marginal” que acecha el trabajo de los MC cubanos y cubanas, que se imponen con su hacer y demuestran que su arte es valedero. Doble Filo, Obsesión, Grandes Ligas, Grupo Uno, Anónimo Consejo, Mano Armada, Anderson, Papá Humbertico y Silvito “El Libre”, son solo algunos de los más reconocidos en la isla, ya sea como productores musicales, compositores, raperos, DJ… pero también existen otros que colaboran con el género y su labor es anónima para muchos. Uno de ellos es José Julio Junco Aizpurúa, o Julingo simplemente, quien hace más de 15 años es promotor cultural en el municipio de Colón, provincia Matanzas. Con él conversamos en esta edición para conocer sobre su trabajo.

Julingo: Desde que tenía 5 años me gustaba bailar, no sabía qué era lo que hacía hasta que alguien un día me dijo eso es break dance. Y fui creciendo con aquello de que sentía un ritmo fuerte, pegajoso, y en el lugar que fuera me ponía a bailar, a pesar de que soy una persona introvertida. Esa atracción era más fuerte que ninguna.

Ya en los años 90, cuando surgió el grupo SBS, fui escuchando mucha música, mucho rap cubano. Prefería los temas de Obsesión, Anónimo Consejo, Justicia, que ahora es OndaLivre. También influyó, y mucho, el fuerte movimiento que había en Colón con doce grupos de rap. Se hacían las peñas en el Café Disco Colonial, en la Casa de Cultura, en la plaza, en el cine, a diferencia de ahora, los espacios sobraban para difundir esa cultura. Todos los niños, adolescentes y jóvenes crecimos con ese movimiento tan arraigado que soñábamos ser raperos.

Nunca olvidaré el primer festival de rap que viví en Colón, en el año 1993, con la presencia de los Paisanos, Hermanos de Causa… motor impulsor para que aquel adolescente de 13 años intentara componer.

PMU: ¿Qué decían los amigos y la familia sobre esta aspiración?

Julingo: Gracias a mi familia, especialmente a la vieja que siempre fue muy cariñosa conmigo, muy atenta y muy comprensiva, seguí por este camino. Ella era mi público, mi juez, mi musa, la primera en escuchar mis temas. Si llega a ser por mis amigos, hubiera tirado la toalla. Me decían que estaba loco, que nunca llegaría a ser un MC, por mi carácter, por mi forma pasiva de manifestarme ante la sociedad; pero yo decidí seguir en esto.

PMU: ¿Recuerdas la primera vez que te subiste a una tarima?

Julingo: Sí, como no, fue en la Plaza Roja junto a Yuniel Portieles (El Polaco). En una peña improvisada, porque venía el grupo Eddy K y al no presentarse convocaron a los raperos para que aprovecharan el espacio. Cantamos los dos como Los Puristas, así nombramos al grupo que defendía temas relacionados con el amor, los valores, críticas sociales. Subimos súper nerviosos, el escenario imponía respeto y también el público, que esperaba ansioso cada tema. Hasta la letra se me olvidó, pero seguí improvisando para continuar el espectáculo.

PMU: ¿Ahora qué estás haciendo? ¿Estás insertado en algún proyecto?

Julingo: Estoy insertado en la AKDmia desde el año 2010. Un proyecto que me ha dado la oportunidad de recorrer toda la isla y participar en diferentes eventos. Creo que la madurez la alcancé aquí con ellos. Porque cuando tú recorres las diferentes provincias del país, intercambias con otras personas que también apoyan y defienden el género, conoces otras formas de hacer, de pensar… y de cada uno tomas lo positivo, lo que te aporta, y creas tu estilo, tu línea de trabajo… valoras si tu proyección está bien o está mal. Aprendes…

PMU: Tú que apreciaste el esplendor del hip hop en Colón y te relacionaste además con los iniciadores del movimiento, ¿crees que existe recelo entre la vieja y la nueva generación de MC en el territorio?

Julingo: Para suerte del movimiento, no son todos los que manifiestan apatía por lo que hacemos ahora. Claro que hay unos cuantos que les gusta comparar que si esto no es así, que si ese tema está flojo, que si antes era mejor… pero lamentablemente no se acercan a nosotros para ayudar y sus comentarios quedan en el aire. Qué bueno que existen otros que nunca nos abandonan y apoyan cada actividad con sugerencias, valoraciones, experiencias, iniciativas y mucho optimismo. MC que desde el exterior se mantienen en contacto para conocer todo los pormenores, nos ayudan y nos impulsan a seguir.   

PMU: Se impone hablar del Festival de Hip Hop Potaje Urbano, que ya se avecina su quinta edición, del 7 al 11 de febrero de 2018, en el municipio de Colón.

Julingo: (Risas) El Potaje me tiene loco. Desde que en la AKDmia surgió la iniciativa del Festival casi ni duermo, pues disfruto trabajar en ello. Me gusta hacer las cosas bien, con tiempo, precisar cada detalle, y durante todo el año estoy inmiscuido en la organización del certamen, lo disfruto mucho. Hay veces que no puedo ni cantar porque me centro en la coordinación y la planificación del Potaje. Un grupo de colaboradores y yo llegamos hasta las escuelas para marcar el intercambio de los artistas con la nueva generación, también dialogamos con los presidentes de los consejos populares más alejados de la urbe para llevar hasta las comunidades el Festival; nos reunimos con los representantes de Cultura, de la Asociación Hermanos Saiz, de la Agencia Cubana de Rap, para saber hasta dónde deciden ayudarnos y a partir de ahí proyectar nuestro trabajo con lo que tenemos. Para suerte de nosotros, cada día se suman más participantes y, a pesar de que el alojamiento se nos complique un poco, siempre estarán las puertas abiertas de muchas casas para hospedar a tantos y tantos amigos que vienen desde diferentes partes del país. Aprovecho para convocar a todos los que estén interesados en participar como voluntarios que nos contacten, que trabajo hay de sobra.

Este es José Julio Junco Aizpurúa, un colombino de 38 años de edad que decidió defender y promover el hip hop cubano. No importa si lo hace a través del baile, la composición, la improvisación o tal vez organizando eventos, Julingo siempre estará al servicio del arte urbano, aunque su labor para muchos sea anónima.

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