Una probadita del Potaje Urbano
5 de marzo de 2018
Hubo que echarle más agua a la olla porque muchas personas llegaron deseosas de experimentar la sazón del Potaje Urbano, festival de hip hop, que del 7 al 11 de febrero de 2018 se desarrolló en el municipio Colón, provincia Matanzas, en su quinta edición. Y aunque hoy algunos amigos consideren que ya el Potaje está frío, también hay otros interesados en consumir el popular producto que los miembros de la AKDmia continúan elaborando, para la segunda quincena del mes de agosto del presente año. Por eso es válido conocer cómo la receta se enriqueció para esta edición.
Pedro Muñoz Biart, uno de los organizadores del festival, en declaraciones para nuestra página, explicó que “más de 90 artistas de las diferentes manifestaciones que convoca el evento visitaron el territorio. A pesar de las limitaciones con el alojamiento, no dudaron en participar, se costearon su estancia en casas de alquiler, además buenos amigos ofrecieron sus viviendas para aliviar la situación”.
El inicio fue todo un reto, porque en contraste con jornadas precedentes, el parque La Libertad, de la ciudad sede habitual del Potaje, se convirtió en zona vedada. Con el nuevo servicio de la conexión inalámbrica a la red de redes, este espacio público no podía ser explotado. De ahí que el equipo se replanteara una serie de lugares, como algunas instituciones culturales y gastronómicas, en las cuales el público tenía que pagar la entrada, bajos precios que oscilaron entre 3 y 5 pesos moneda nacional, pero es dinero igual.
El concierto inaugural se efectúo en el antiguo cine teatro Canal, un sitio que es testigo del paso de los años y víctima del olvido. Poca iluminación y ventilación, más del 70 por ciento de los asientos en muy mal estado, el escenario en pésimas condiciones, pero ahí tocó empezar, porque cuando hay ganas y deseos de hacer todo se puede.
Los graffiteros hicieron lo suyo, animando las paredes de los edificios del Reparto Frank País, impregnándole ese toque de alegría a la zona comercial con diseños sugerentes, inauguraron exposiciones y compartieron sus obras con el público interesado.
El Potaje se acercó al poblado de México-Banagüises, un consejo popular del municipio de Colón que se destaca por la humildad de su gente y la presencia patente del legado africano. Comunidad colmada de cultura que agradeció la demostración de los artistas.
La población gozó asimismo las competencias de twerking y break dance en el centro recreativo cabaret El Patio. Una discoteca que a través de los años se distingue como el sitio de encuentro de los más jóvenes, allí se consume en elevadas dosis reggaetón y trap. Pero el Potaje se apoderó del sitio con una propuesta sugerente, propuesta que esos mismos jóvenes y adolescentes retribuyeron abarrotando el cabaret.
Las mujeres demostraron que son una pieza clave dentro del movimiento, que desde disímiles frentes apoyan la cultura hip hop, que dan ese toque singular, atrevido y creador en cada espectáculo. Yailín Arias Reyna, conocida en el ámbito artístico como Victoria Queen, concurrió por primera vez al festival, gracias a una invitación de Mr. Pedro. Ella proviene del grupo habanero Renacer, que hace música americana. Siempre le ha interesado la música urbana y acompaña en algunos temas al proyecto la AKDmia con su armoniosa voz.
“Fue espectacular la reacción del público colombino, cómo se te acerca para felicitarte, darte las gracias y desearte cosas buenas en el ámbito personal y profesional, hasta fotos me piden. También conversé con personas que conocen lo que hago y me sugieren ideas, ideas muy buenas para trabajar, aquí la gente sabe cómo estimular a un artista y hacerlo crecer. Yo estoy ansiosa de repetir la experiencia y que llegue pronto agosto”, precisó Victoria Queen.
Surgieron espacios igualmente para las artes visuales, la literatura, la producción musical y la improvisación. Logrando gran popularidad la clasificatoria para la batalla de gallos, donde se deliberó el ganador del nuevo torneo de freestyle titulado Freemakia. Un combate, como ya saben, concebido para que los improvisadores se reten en las variantes del 2 vs 2, batallas escritas y give me my money (dame mi dinero), esta última es una iniciativa que se inserta por vez primera en Cuba y consiste en que un competidor desafía al resto y en una fila van pasando uno por uno a luchar contra él, si alguno de los rivales le gana, ocupa su lugar, el que logre vencer a todos los de la fila se convierte en ganador.
Y en este estilo tiene ya experiencia David Rodríguez Nápoles, alias El Ciudadano, vencedor de la Freemakia y uno de los finalistas de la batalla de gallos. Él piensa que la sencillez y la humildad son la clave del éxito: “me gusta venir a Colón, porque tengo ya aquí muy buenos amigos, que los conocí a través de mi arte. Creo que en esta tierra se funden los metales, en este festival hay mucha variedad y se unen todas las energías, uno aprende siempre cosas nuevas, consolida los lazos con personas que te ofrecen su amistad sincera y, muy importante, creces como artista. Mi deuda con Colón es eterna, por eso siempre regreso en cada Potaje Urbano”.
Otro momento que, sin dudas, marcó la historia del certamen fue la acogida de los pioneros y profesores de la Escuela Secundaria Básica “Antonio Rodríguez”. A diferencia de otros centros educacionales que fabricaron pretextos para que las nuevas generaciones no supieran del Potaje, el colectivo de esta escuela agasajó al movimiento con una cálida bienvenida y procuró que la estancia en el centro quedara tatuada en los corazones de todos los artistas.
El Festival de Hip Hop Potaje Urbano no se detiene. Durante todo el año se cocina a varias manos. El resultado principal de esta quinta edición se traslució con Omar, un adolescente de 12 años de edad (ni negro, ni pobre, aclaramos para los que encasillan a los seguidores del arte urbano), que sorprendió a todos con su improvisación, su ímpetu, determinación y pasión por el hip hop.
Cuando se viven experiencias como estas se puede aseverar que van muy bien los potajeros. Sí, potajeros, un término que no aparece en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, pero sí está arraigado en el diccionario popular de Colón, en su definición incluye a todos los niños, jóvenes y adultos, sin importar el color de piel, procedencia, posición económica e intereses religiosos, que alientan, promueven y saborean con sumo placer el Potaje Urbano.
Esperamos que después de esta probadita, usted se quede con las ganas y visite en la segunda quincena de agosto el municipio de Colón, ubicado al centro este de la provincia de Matanzas, Cuba, para que se deleite con un plato de Potaje, claro Potaje Urbano.
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5 de marzo de 2018
Hubo que echarle más agua a la olla porque muchas personas llegaron deseosas de experimentar la sazón del Potaje Urbano, festival de hip hop, que del 7 al 11 de febrero de 2018 se desarrolló en el municipio Colón, provincia Matanzas, en su quinta edición. Y aunque hoy algunos amigos consideren que ya el Potaje está frío, también hay otros interesados en consumir el popular producto que los miembros de la AKDmia continúan elaborando, para la segunda quincena del mes de agosto del presente año. Por eso es válido conocer cómo la receta se enriqueció para esta edición.
Pedro Muñoz Biart, uno de los organizadores del festival, en declaraciones para nuestra página, explicó que “más de 90 artistas de las diferentes manifestaciones que convoca el evento visitaron el territorio. A pesar de las limitaciones con el alojamiento, no dudaron en participar, se costearon su estancia en casas de alquiler, además buenos amigos ofrecieron sus viviendas para aliviar la situación”.
El inicio fue todo un reto, porque en contraste con jornadas precedentes, el parque La Libertad, de la ciudad sede habitual del Potaje, se convirtió en zona vedada. Con el nuevo servicio de la conexión inalámbrica a la red de redes, este espacio público no podía ser explotado. De ahí que el equipo se replanteara una serie de lugares, como algunas instituciones culturales y gastronómicas, en las cuales el público tenía que pagar la entrada, bajos precios que oscilaron entre 3 y 5 pesos moneda nacional, pero es dinero igual.
El concierto inaugural se efectúo en el antiguo cine teatro Canal, un sitio que es testigo del paso de los años y víctima del olvido. Poca iluminación y ventilación, más del 70 por ciento de los asientos en muy mal estado, el escenario en pésimas condiciones, pero ahí tocó empezar, porque cuando hay ganas y deseos de hacer todo se puede.
Los graffiteros hicieron lo suyo, animando las paredes de los edificios del Reparto Frank País, impregnándole ese toque de alegría a la zona comercial con diseños sugerentes, inauguraron exposiciones y compartieron sus obras con el público interesado.
El Potaje se acercó al poblado de México-Banagüises, un consejo popular del municipio de Colón que se destaca por la humildad de su gente y la presencia patente del legado africano. Comunidad colmada de cultura que agradeció la demostración de los artistas.
La población gozó asimismo las competencias de twerking y break dance en el centro recreativo cabaret El Patio. Una discoteca que a través de los años se distingue como el sitio de encuentro de los más jóvenes, allí se consume en elevadas dosis reggaetón y trap. Pero el Potaje se apoderó del sitio con una propuesta sugerente, propuesta que esos mismos jóvenes y adolescentes retribuyeron abarrotando el cabaret.
Las mujeres demostraron que son una pieza clave dentro del movimiento, que desde disímiles frentes apoyan la cultura hip hop, que dan ese toque singular, atrevido y creador en cada espectáculo. Yailín Arias Reyna, conocida en el ámbito artístico como Victoria Queen, concurrió por primera vez al festival, gracias a una invitación de Mr. Pedro. Ella proviene del grupo habanero Renacer, que hace música americana. Siempre le ha interesado la música urbana y acompaña en algunos temas al proyecto la AKDmia con su armoniosa voz.
“Fue espectacular la reacción del público colombino, cómo se te acerca para felicitarte, darte las gracias y desearte cosas buenas en el ámbito personal y profesional, hasta fotos me piden. También conversé con personas que conocen lo que hago y me sugieren ideas, ideas muy buenas para trabajar, aquí la gente sabe cómo estimular a un artista y hacerlo crecer. Yo estoy ansiosa de repetir la experiencia y que llegue pronto agosto”, precisó Victoria Queen.
Surgieron espacios igualmente para las artes visuales, la literatura, la producción musical y la improvisación. Logrando gran popularidad la clasificatoria para la batalla de gallos, donde se deliberó el ganador del nuevo torneo de freestyle titulado Freemakia. Un combate, como ya saben, concebido para que los improvisadores se reten en las variantes del 2 vs 2, batallas escritas y give me my money (dame mi dinero), esta última es una iniciativa que se inserta por vez primera en Cuba y consiste en que un competidor desafía al resto y en una fila van pasando uno por uno a luchar contra él, si alguno de los rivales le gana, ocupa su lugar, el que logre vencer a todos los de la fila se convierte en ganador.
Y en este estilo tiene ya experiencia David Rodríguez Nápoles, alias El Ciudadano, vencedor de la Freemakia y uno de los finalistas de la batalla de gallos. Él piensa que la sencillez y la humildad son la clave del éxito: “me gusta venir a Colón, porque tengo ya aquí muy buenos amigos, que los conocí a través de mi arte. Creo que en esta tierra se funden los metales, en este festival hay mucha variedad y se unen todas las energías, uno aprende siempre cosas nuevas, consolida los lazos con personas que te ofrecen su amistad sincera y, muy importante, creces como artista. Mi deuda con Colón es eterna, por eso siempre regreso en cada Potaje Urbano”.
Otro momento que, sin dudas, marcó la historia del certamen fue la acogida de los pioneros y profesores de la Escuela Secundaria Básica “Antonio Rodríguez”. A diferencia de otros centros educacionales que fabricaron pretextos para que las nuevas generaciones no supieran del Potaje, el colectivo de esta escuela agasajó al movimiento con una cálida bienvenida y procuró que la estancia en el centro quedara tatuada en los corazones de todos los artistas.
El Festival de Hip Hop Potaje Urbano no se detiene. Durante todo el año se cocina a varias manos. El resultado principal de esta quinta edición se traslució con Omar, un adolescente de 12 años de edad (ni negro, ni pobre, aclaramos para los que encasillan a los seguidores del arte urbano), que sorprendió a todos con su improvisación, su ímpetu, determinación y pasión por el hip hop.
Cuando se viven experiencias como estas se puede aseverar que van muy bien los potajeros. Sí, potajeros, un término que no aparece en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, pero sí está arraigado en el diccionario popular de Colón, en su definición incluye a todos los niños, jóvenes y adultos, sin importar el color de piel, procedencia, posición económica e intereses religiosos, que alientan, promueven y saborean con sumo placer el Potaje Urbano.
Esperamos que después de esta probadita, usted se quede con las ganas y visite en la segunda quincena de agosto el municipio de Colón, ubicado al centro este de la provincia de Matanzas, Cuba, para que se deleite con un plato de Potaje, claro Potaje Urbano.
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- alfredo hidalgo
- 7 de marzo, 2018 9:28 am (GMT-5:00)
- Muy bueno,sobre todo. Cuando se destaca el desarrollo de la cultura en la region,exios a todos los miembros de la akademia en especial a mi hijo asniel y a pedro,saludos
- 7 de marzo, 2018 9:28 am (GMT-5:00)