Los Compinches
RAP con Pi-K Pi-K
19 de octubre de 2015
Calificación: 3.5 / 5
Rap con Pi-K Pi-K, placa firmada por la agrupación pinareña Los Compinches, es un material que revela astucia, talento y ciertas dosis de inmadurez creativa, que solo la destreza y experiencia ganadas con el tiempo logran moderar.
De factura independiente, a cargo de Bomba y Manana Producciones, el disco se destaca por el excelente trabajo musical, que se escucha en la acertada formación armónica de las voces en los coros, la afinación de los raperos al cantar, y la elocuente relación música-texto que nos permite hilvanar las experiencias y estados de ánimo que esconden las rimas, con coherentes melodías y combinaciones rítmicas registradas en casi todos los backgrounds.
La producción musical, hasta cierto punto penetrante y sugerente, combina con acierto samples de sonidos reales e instrumentos acústicos y de metal viento, cual respetuoso guiño a la música cubana más tradicional, justo antes de partir hacia otras latitudes sonoras. La provocación tras el que pudiera parecer un absurdo nombre (y que para nada incomoda la subjetividad del oyente que conoce y decodifica “por defecto”, las “innovaciones” lingüísticas y ocurrentes “soluciones idiomáticas” puestas en práctica por nuestros artífices de la lírica urbana), se revela sin más, apenas pasados los tres primeros tracks del disco: el rap, ese que se escucha defendiendo textos poco profundos, rimas inacabadas por momentos (puntos frágiles de la entrega), y que se mueve según los tiempos de un flow que si bien necesita pulirse, se advierte sublime en un futuro, está rotundamente garantizado: va por Los compinches. El Pi-K Pi-K (para los que además de reflexionar e identificarse con diversas realidades, quieren bailar y gozar de lo lindo y variado), lo ponen la guajira cubana, el son, la timba (con bomba y pedal incluidos), el merengue dominicano en toda su magnitud, el dance hall caribeño, el bolero y el hip-hop más contemporáneo. Sin duda alguna, este no es producto para extremistas conservadores.
Las cuerdas pulsadas de un contrabajo, la caja procesada a máquina y la flauta que sopla con ternura (respaldada por una guitarra), dan paso al coro de arranque: “camina ven hey!/ ¿Qué te pasó?/ pa’ que tú veas un guajiro rimando con to’/ camina ven hey!/ ¿qué te pasó?/ pa’ que tú veas un guajiro echándole al hip hop”. El disco empieza bien arriba y los textos del primer track, “El guajiro”, establecen un paralelo entre la vida en el campo y el arte de cultivar hip hop por esas regiones (perspicaz recurso que denota, además, respeto por sus tradiciones). El flow activo, el background bailable (y muy bien trabajado) y el coro contagioso, cartas de presentación, nos permiten por instantes, ser uno más de Los Compinches. Es pronto aún para conocerlos, pero a partir de este momento, algo queda claro: prohibido terminantemente subestimar esta “guajira’”, porque estos, que bien cantan en punto guajiro, la echan en hip hop también.
De los campos cubanos, nos vamos al Caribe negro anglosajón. Llegó el momento del dance hall con hip hop contemporáneo. El arte de acompasar metales en el background, con la rítmica sincopada y los coros hablados, son prueba de ello. El “pica pica” del disco comienza a hacerse notar. Las ganas de bailar sacuden tu cuerpo, en tanto descubres un poco más de estos muchachos: no solo son guajiros, también son hijos del Período Especial cubano y su realidad cruda es a la vez optimista e inspiradora. El pedal de la timba cubana irrumpe en los coros del segundo track: no hay miedo, no hay vergüenza, la esperanza y la fe no se pierden (y que nadie se atreva a ponerlo en duda).
Ya para el tercer track, Los Compinches se confiesan y admiten que vienen de muy abajo (“de mucho más abajo que el ombligo”), aunque para decirlo, se abandonen a los ritmos y sonidos del pop y el rock & roll más universales, no en balde, este es el tema de la “frikanda’”, donde con astucia, otra vez, integran un solo de saxo y trompeta que se agradece con todas las letras.
El cuarto tema, pudiéramos llamarlo “tema relleno”, no aporta mucho a la placa, está ahí haciendo bulto para dejarnos ver la influencia del rap comedy en esta escudería. El coro pudiera ser más interesante y más acabado, pero está bien, la madurez llegará pronto. Y entonces, clarito, clarito, se escucha un merengue dominicano sin procesar, en el quinto track ¡Es increíble!, estos chicos no tienen límites y tras las bases de este ritmo tan contagioso, exponen textos con un doble sentido acelerado. El más puritano de los críticos pudiera catalogar este intento de soez, vulgar, tonto, pero si escuchamos atentamente, ahí está el discurso, soporta un mensaje más profundo: Los Compinches intentan ser críticos, no se callan ante nada y dicen lo que piensan, aunque tengamos que escucharlos después decir: “mamá me la, mamá me la, mamá me lava la boca con Fá”. La entonación de los coros, con total estilo merenguero, es un elemento de lujo.
Después de los tracks cinco y seis, que son un poco más de lo mismo (textos risibles, backgrounds a lo pop-rock con empleo de instrumentos de viento metal), sobresale el séptimo tema. En tiempo de bolero (aunque con timbres electrónicos en las bases, lo que le resta autenticidad a la propuesta musical), llegamos al “oasis lírico” de toda la placa. El análisis actual de nuestra sociedad, cada vez más materialista, desprendida de principios básicos, cala en nuestra mente en forma de historia verdadera y después de vivencia, sientes el respeto hacia Cuba y su idiosincrasia, a la vez que escuchas la denuncia clara a la violencia y el caos “de afuera”. La afinación en los coros es excelente, el aprovechamiento del background en los tiempos lentos, inteligente. Pura “bomba y mañana”.
Los siguientes temas resumen la esencia del material. Válida la última canción, dedicada a las madres y cuyas sencillas rimas, aunque amparadas en un background muy ingenuo, resultan intensas y estremecedoras.
Exponentes de lo que pudiéramos llamar novísima escuela de hip hop cubano, puede que este año Los Compinches, emprendedores y, reiteramos, astutos y talentosos, más que el Premio Oscar, que tanto vaticinan ganarse en más de una ocasión, conquisten a muchos oídos activos, enamoren a más de un crítico y disgusten a todo aquel que no quiera comprender que la música es una sola y que para hacerla, solo hay que sentirla y plasmarla con total autenticidad. Les sugerimos entonces, estén atentos de no caer en clichés gastaditos, como la tiradera sin sentido que se escucha en el track número once y no abusar de temas con exceso de “pica pica”, como ese cuyo coro reza “sacúdelo, sacúdelo que tiene hormiga”. ¡Buena suerte muchachos!.
Temas:
1. El guajiro
2. Tú, echa pa’cá
3. Lo que dice el loco
4. ¿Por qué tú no me quieres a mí?
5. Mamá me la…
6. El barrio
7. Fiesta
8. Paquito el internacionalista
9. Ponle al buey
10. Sacúdelo que tiene hormigas
11. Te la dedico
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