Zeus
La verdad prohibida
01 de mayo de 2017
Calificación: 5 / 5
Si hablamos de heavy metal sería imperdonable dejar de mencionar a grandes íconos como Metallica, Iron Maiden, Judas Priest o Megadeth. Para los rockeros de Cuba, sobre todo los más veteranos, resulta casi imposible hablar del género sin evocar al perene nombre del grupo Zeus, veteranos músicos que, como paladines, han portado el estandarte de la música metal durante casi tres décadas.
Mientras que varias bandas cubanas han emprendido su camino fuera del país, se han desintegrado, o han tomado la decisión de fusionar sus materiales con otras sonoridades, Zeus continúa siendo cien por ciento leal al estilo rebelde, agresivo y desenfrenado que cautivó a miles de seguidores en los míticos años del Patio de María. Las guitarras distorsionadas, el excelente soporte a cargo del bajo y la batería, y la voz cruda y arrolladora de Dionisio Arce son los ingredientes de esta fórmula explosiva que, aunque creada el 12 de abril de 1988, no parece tener fecha de caducidad.
Su última producción discográfica, lanzada en el 2014 bajo el título de La verdad prohibida, es la prueba incuestionable de que, como el buen vino, el conjunto habanero mejora con el devenir del tiempo. Y es que, para esta ocasión, el grupo integrado por El Dioni, los guitarristas Iván Vera y Hansel Arrocha, el bajista Yamil Siré y el baterista Eduardo Longa, ha logrado concebir una obra que fusiona lo mejor del trash y el heavy en poco más de 51 minutos, repartidos en 13 canciones.
“Tensión”, el tema de apertura, es el clásico paradigma de intensidad metalera: potente riff, tempos rápidos, bajo distorsionado y batería coordinada se combinan con la aspereza vocal y el imponente solo de guitarra para crear una pieza con sonido rápido y agresivo, que la sitúan dentro de los cánones de trash y el speed metal, y que recuerda un poco la época de “Hijos de San Lázaro”, ópera prima de esta agrupación insignia.
Las siguientes pistas “Dueño de tu nombre”, “La verdad prohibida” y “Al pecho” continúan con la potencia inicial. Sus riffs, atropelladores, se aceleran sin control hasta desbocar en rápidos y frenéticos solos de guitarra, uno de los puntos más loables en el fonograma.
Para el asombro de muchos seguidores, Zeus nos presenta en este disco una pista llamada “Sombras de la noche”, una suerte de balada que funciona como puente sonoro hacia melodías más agresivas y que ofrece una imagen del anochecer en La Habana, a partir de la descripción de escenarios, situaciones y personajes cotidianos de la capital como la renombrada calle 23, la puerta de un hotel y la sensualidad de una prostituta. Esta canción comienza con un lejano sonido de guitarra que es acompañado por unos sutiles toques de batería. La voz entra antes de culminar el primer minuto y el tema alcanza su máxima expresión en el solo de guitarra, para retornar nuevamente a la serenidad nocturna en los últimos segundos.
La otra gran sorpresa del CD llega en el tema de cierre titulado “Raza”, que no solo resalta por la armonía sonora y el destacado solo de guitarra en los instantes finales, sino, también, por la colaboración de Israel Rojas, líder de Buena Fe, quien realiza un interesante dueto con El Dioni. Este tema, encargado de coronar al disco, incorpora pasajes del artículo “Mi raza” (escrito por José Martí) y refleja las convicciones de Zeus y Buena Fe sobre la igualdad humana: “Hombre es más que blanco, más que negro, más que mulato, / dígase hombre y se habrá dicho todo. / Se habrá dicho la fuerza que estalla en lo bello, / se habrá dicho la piedra que se hunde en el lodo”.
Completan el CD las canciones “Confiesa”, “El peso de la ley”, “La ocupación”, “Tierra de la cruz” y “Viven en mí”, que continúan explotando la receta “olímpica” de este grupo capitalino, en una amalgama de sonidos metaloides.
En resumidas cuentas, La verdad prohibida es un fonograma que —si bien puede presumir de excelente calidad sonora y de los elementos clásicos que logran hipnotizar a los amantes del género— destaca, sobre todo, por la capacidad de Zeus para reinventar su fórmula, de forma tal que cada canción constituye un universo y una imagen sonora independientes, sin dejar de estar unidas por una unidad conceptual. Es un disco ambicioso y muy bien estructurado, un álbum que significa la reaparición triunfal de un grupo cuyo nombre ha sido fundamental en la historia del metal hecho en la mayor de Las Antillas.
Temas:
1. Tensión
2. Dueño de tu nombre
3. La verdad prohibida
4. Sombras de la noche
5. Al pecho
6. Confiesa
7. El peso de la ley
8. La ocupación
9. Tierra de la cruz
10. Viven en mí
11. Sangre Real
12. Sometido
13. Raza (feat. Israel Rojas)
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